Sevilla quiere ser una ciudad metropolitana y, para ello, quiere contar con una autoridad que esté legislada por los propios ayuntamientos y sin la tutela de la Junta de Andalucía. Esa es la idea que defiende a capa y espada el Plan Estratégico Sevilla 2020, el documento que dibujará el futuro de la capital para la próxima década. El director del plan, Enrique Hernández, aboga por "un gobierno metropolitano en el que los poderes locales tengan la voz cantante". Esa idea se cimenta en generar espacios de encuentro "horizontales" en el que emerjan "objetivos comunes y proyectos compartidos" por la mayoría de los 46 municipios del área.
El Ayuntamiento de Sevilla ve que el modelo que más casa con este patrón es el que ya lleva un tiempo en marcha en la gestión del ciclo integral del agua y, más concretamente, la empresa más cercana que tiene y en la que el propio Consistorio tiene un peso capital: Emasesa. El modelo que impregna la empresa metropolitana de aguas -al igual que promulgan otras entidades supramunicipales como Aljarafesa- se sustenta en un modelo participativo: la creación de un órgano donde deciden los alcaldes y "en el que nadie se vea menospreciado". Hernández contrapone ese modelo con otros que, pese a funcionar bien -como el Consorcio de Transportes o el Consorcio de la Vivienda-, tienen como principal actor a la Junta.
La autoridad propuesta no sólo se plantea en el plan. También es lanzada desde la ciudadanía. La Universidad Pablo de Olavide acogió un grupo de trabajo del plan sobre gobernanza metropolitana, en el que participaron varios expertos de los sindicatos, del mundo empresarial, las asociaciones de consumidores y las propias universidades. Entre las propuestas recogidas se reconoce la falta "de una firme decisión de formar un órgano de gobernanza metropolitana", que requeriría de un avance que "allanaría el terreno". En ese sentido, hay ciudades que tienen propuestas de desarrollo, caso de Málaga y su Foro Metropolitano de Alcaldes, que se reúne con una periodicidad anual.
Además, proponen que se importe el modelo del ciclo integral de agua que implica "una alta participación municipal de todos los ayuntamientos implicados en su gestión, lo que no ocurre con otros órganos metropolitanos". Es más, abogan por que ese modelo se instaure de igual forma en otros servicios municipales como la limpieza, el alumbrado, los parques y jardines y la red de autobuses.
En esa hoja de ruta propuesta por los asistentes a esta mesa de trabajo se plantea también un cambio de la Ley de Régimen Local, que permitiría evitar dificultades en el modelo de organización, "dada la existencia de muchas administraciones con competencias en el mismo ámbito".
Sin embargo, el gran hándicap de esta autoridad metropolitana está en la ausencia de una apuesta decidida de las administraciones. En este sentido, la mesa de trabajo no se olvidó de señalar que el primer Plan Estratégico Sevilla 2010 ya contemplaba la creación de un Foro Metropolitano de Concertación de Políticas y Proyectos Estratégicos y un Pacto Industrial Metropolitano. "Ninguno de ellos se ha llevado a cabo", reza el acta de la jornada, que refleja que sería "conveniente una reflexión de las causas" por la que no se llegaron a ejecutar. Hernández no oculta que coincide en esas apreciaciones. "Sevilla tiene un retraso de dos décadas para confeccionar un modelo metropolitano".
Las aportaciones en estas mesas de trabajos serán tenidas en cuenta para la elaboración de avance del Plan Estratégico Sevilla 2020 (Documento Tres), que la Comisión Ejecutiva espera aprobar el próximo mes de abril.
