Luis de Guindos, ministro de Economía, ha pedido un informe al Instituto de Estadística (INE) para determinar el porqué de tan grande caída de la población activa gente en edad y con disposición para trabajar en la última EPA, la correspondiente al primer trimestre del año 2014. Y es que, en efecto, algunos datos cuanto menos son sorprendentes. Aquí, el caso de Andalucía.
El gran problema, el paro entre los más jóvenes, sí. Se consolida una tendencia a la baja tras cinco de alzas, si bien sus tasas siguen siendo elevadísimas: un 71,62 por ciento en el periodo enero-marzo del ejercicio en curso para el grupo de edad de entre 16 y 19 años, diez puntos menos respecto al 81,81 por ciento de los tres primeros meses del pasado. Para que se entienda mejor: siete de cada diez andaluces de menos de 20 años buscan trabajo y no lo encuentran ni tampoco estudian. Para el tramo de edad de entre 20 y 24 años, el índice de desempleo ha pasado del 63,11 al 60,96 por ciento. Y para el comprendido entre 25 y 34 años, el porcentaje se reduce al 36,43 por ciento desde el 41,04 por ciento.
Para los tramos intermedios, tasa del 31,36 por ciento entre los 35 y 44 años, prácticamente idéntica a la de hace un año; aumenta ligeramente, del 31,08 al 31,35 por ciento, para los andaluces de entre 45 y 54 años, y se reduce algo, de un 29,94 por ciento al 29,52, a partir de los 55 años y hasta la jubilación.
Pero vayamos a la población activa, donde aflora un fuerte descenso entre los más jóvenes y un crecimiento entre los más mayores, circunstancia no habitual. En el primer trimestre de 2014, los activos andaluces bajaron de 4.029.200 a 4.016.00. Fueron en un año 13.200 menos, siendo ésta la distribución: 10.300 de merma entre los chavales de entre 16 y 19 años, bajada de 24.900 entre 20 y 24 años, tijeretazo del 42.300 entre los 25 y 34 años, aumento de 3.000 entre los 35 y 44 años, alza de 18.400 entre los 45 y 54 años y subidón de 43.400 a partir de los 55 años.
Población económicamente activa: «Conjunto de personas de unas edades determinadas (mayores de 16 años) que, en un período de referencia dado, suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios económicos o que están disponibles y hacen gestiones para incorporarse a dicha producción». Es la definición exacta que ofrece la metodología de la EPA. Por ello sorprende que afloren tales crecimientos conforme se va acercando el final de la vida laboral.
Cuando comenzó la crisis, una de las razones esgrimidas por la Junta de Andalucía para justificar la escalada del desempleo era el masivo desembarco de amas de casa que nunca trabajaron pero, al quedar en paro el cabeza de familia, manifiestan que buscan empleo. Pero esta vez cambian las tornas y entre los hombres crecen más que entre las mujeres (11,10 frente al 7,94 por ciento) y con tasas similares (2 por ciento) en el tramo precedente. Entre 35 y 44 años sí bajan en los primeros y suben en las segundas.
Mientras, en los tres grupos comprendidos entre los 16 y 34 años, baja la población activa tanto en hombres como en mujeres, y aquí estriba parte del descenso del paro entre los jóvenes, pero no toda porque la ocupación también se incrementó, concretamente en 22.100 puestos de ellos, 3.200 entre 16 y 19 años y 64.500 entre 25 y 34, frente al descenso de 21.600 entre 20 y 24 años.
Con 35.600 desempleados entre los 16 y 19 años, Andalucía registra el menor volumen para este tramo