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La escarpada agenda agraria de Luis Planas

El nuevo consejero andaluz de Agricultura es el contrapeso para Cañete. Ambos tienen mimbres comunitarias y saben de campo

el 06 may 2012 / 21:12 h.

Es el gran fichaje del nuevo Ejecutivo de José Antonio Griñán y, asimismo, el mejor contrapeso a Miguel Arias Cañete. El ministro conoce el campo y los pasillos de Bruselas, donde se cuecen las políticas europeas, bagaje que comparte con Luis Planas, desde hoy consejero andaluz de Agricultura, Pesca y -como gran novedad- Medio Ambiente.

No podía haber sido mejor elegido el titular de una cartera que, además, carga con competencias vinculadas de forma indirecta al medio ambiente: urbanismo y ordenación del territorio. En efecto, Planas acumula una gran experiencia en las lides comunitarias -jefe de gabinete de Manuel Marín y Pedro Solbes-, aunque también fue consejero del ramo justo cuando comenzó la aplicación de la gran reforma de la PAC de 1992, aquélla que revolucionó las ayudas agrarias, dado que comenzaron a concederse de forma directa al agricultor, a cambio de la reducción de los precios de sus productos y una creciente sensibilidad hacia el entorno natural. Este cambio en los pagos y la necesaria informatización para ejecutarlos pusieron a prueba a la Consejería de Agricultura de la principal región agroganadera de España, la de Andalucía.

Como lo estuvo entonces, Planas estará ahora al mando de un departamento que tendrá que ser muy activo y avispado de cara a las negociaciones para otra gran alteración de la PAC. Será la que determine el destino del conjunto del medio rural -es decir, no sólo la agricultura y la ganadería, sino también las políticas de diversificación económica para los pueblos- para el septenio comprendido entre 2014 y 2020. Y Planas habrá de bregar en dos frentes: uno, el comunitario, aunque es el ministro Cañete el encargado de negociar en Bruselas en nombre de España; y dos, el interno, el de casa, puesto que los documentos puestos ahora sobre la mesa del Colegio de Comisarios hablan de una "convergencia" de las ayudas primero dentro de los Estados y, más tarde, entre los socios de la Unión Europea. Esto quiere decir fijar un pago base -denominado tasa plana- que, de ejecutarse sin medidas correctoras, conllevaría un importante trasvase de fondos desde Andalucía hacia el campo de otras comunidades. La merma podría alcanzar los 500 millones de euros anuales, según cálculos de los técnicos de la consejera saliente, Clara Aguilera, un importe que equivale a la tercera parte de los 1.500 millones recibidos cada campaña como pagos directos de la PAC.

Y aunque Miguel Arias Cañete ha manifestado la oposición a una tasa plana sin salvaguardar las especificidades de regiones y cultivos -en esta línea se mueve la estrategia de la Consejería, refrendada por las organizaciones agrarias-, Luis Planas tendrá que tener ojo avizor, dado que no son pocas las autonomías que desean incrementar su ficha financiera con cargo a la PAC.

A la veteranía europea sumará Planas su experiencia como embajador en Marruecos para abordar otra de las principales cuestiones pendientes para su agenda: los tratados de comercio entre la UE y los Estados terceros del arco mediterráneo, cuyas agriculturas y entradas en producción son similares a las de Andalucía. Tales acuerdos entrañan, por ende, una competencia directa, puesto que las fronteras comunitarias cada vez se abren más a los cultivos foráneos.

La Eurocámara dio el pasado febrero vía libre al pacto con Marruecos, sin prestar atención a las quejas del campo andaluz sobre los incumplimientos de los cupos de exportación autorizados en los pactos anteriores. Es un tema delicado, puesto que en el país norteafricano -y esto lo sabe bien el consejero Luis Planas- abundan los empresarios españoles cultivando frutas y hortalizas. Los intereses de unos y otros deben administrarse con sumo cuidado...

De Rabat, asimismo, depende que los barcos andaluces vuelvan a sus aguas a faenar, barcos que necesitan esas aguas porque faltan las alternativas, salvo que se piense en una nueva reconversión de la flota regional. La misma Eurocámara que dijo sí al pacto agrícola dijo no al pacto pesquero. El campo interesa más a la Europa continental que la pesca.

Ya entrando en la agroindustria, y en medio de la austeridad que recortará las ayudas a la modernización y la innovación, Planas habrá de enfrentarse a la tan cacareada como ya urgente concentración de cooperativas -por cierto, el modelo de empresa que gusta al compañero de coalición, IU-. Y esa austeridad también va a condicionar la inversión en desarrollo rural pues el Gobierno de Rajoy poco dinero pondrá.

Para terminar, la inclusión de Medio Ambiente en Agricultura -el orden es muy importante, al revés sería polémico- cuadra con una PAC aún más verde y con la planificación del regadío. Muchas competencias para una Consejería que requiere mucha gestión.

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