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"La escuela ahora es un cuento de hadas"

El profesor sevillano Francisco Márquez Villanueva, catedrático de Harvard desde hace 40 años, recuerda su «exilio forzoso» de la Universidad de Sevilla en el tardofranquismo

el 13 oct 2009 / 20:26 h.

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El catedrático de Harvard Francisco Márquez Villanueva, ayer, en Sevilla.

"Me crié literalmente dentro de un aula. Mi madre era maestra y me trataba como a un privilegiado. Siempre quise ser maestro. Me doctoré en Sevilla y llevo 50 años impartiendo clases". El hispanista Francisco Márquez Villanueva (Sevilla, 1931) es de esas personas de las que suele decirse... de haber nacido en Massachusetts en lugar de Sevilla habría terminado en la Universidad de Harvard. Y así ocurrió, aunque la realidad fue más abrupta: le echaron de la Hispalense en los 50, en el tardofranquismo, y al poco ocupó una cátedra en Harvard, la universidad más prestigiosa del mundo.

¿Cómo es enseñar a la élite? "Harvard no es sólo para élites. La matrícula cuesta 40.000 euros, pero el 60% estudia con una beca íntegra". ¿No es una cuna de líderes mundiales? "Sí. Harvard ha sido una cuna de líderes, y también de algún hijo de puta", bromea el profesor. "Para mí fue una suerte que me rescataran dos veces". ¿Dos veces? "Me echaron de América aplicando una ley de inmigración que discriminaba a españoles. Luego Kennedy la cambió, Harvard me reclamó y volvía a entrar en el país". ¿Quién le echó de la Hispalense hace 40 años? "No voy a mencionarle".

Márquez Villanueva tiene un discurso entusiasta sobre la educación del presente. Pero todos se empeñan en preguntarle por su pasado, sobre todo cada vez que regresa a Sevilla, a sabiendas de que hay deudas pendientes con el profesor. ¿Es cierto que le empujaron al exilio? "Me echaron, sí. Me dijeron que si no salía de España por mi propio pie, vendrían a por mí". ¿Fue el rector Mota Salado? "No, no. Él era un viejecito muy amable. Le mataron sus estudiantes al interceder en una pelea entre requetés". José Mariano Mota Salado tenía 69 años cuando accedió a la Hispalense. En los primeros años del fascismo, todos los profesores contrarios a Franco fueron expulsados o fusilados. En muchos casos, sus cátedras las ocuparon los mismos que les habían denunciado. "Mota Salado no expulsó a ningún profesor. Fue el sistema: Queipo de Llano. ¿Cree que podría haberse negado a ser rector cuando se lo ordenó Queipo?", dice.

A Márquez Villanueva se le conoce como "el último exiliado". La comunidad intelectual norteamericana (y luego la española), le reivindica como uno de los más importantes hispanistas y cervantistas. Este año le propusieron para el Príncipe de Asturias. Todo esto, sin embargo, no le ha acercado más a la universidad de la que fue expulsado. En 30 años de democracia, nunca le han propuesto ser profesor titular y menos aún Honoris Causa. "No es por mí. La Universidad de Sevilla nunca ha reconocido a sus hijos de letras. Pudo haber sido como la escuela de Atenas, pero no quiso. Aquí estuvo Mateo Alemán y Cervantes y se marcharon porque no les hacían ni caso", dice.

Con todo, ayer, ante cientos de profesores que asistían al Congreso de Bachillerato Internacional, esbozó un discurso optimista sobre la enseñanza. "Estoy acostumbrado a oír quejas infundadas sobre la educación en España. Con todas las dificultades y lacras que existen, la escuela que tienen aquí ahora es un cuento de hadas comparado con los años 40. Es un sueño hecho realidad. Entonces no podía imaginar que hoy las familias tendrían este nivel de perfección y exigencia". Lo más sorprendente fue que, al comparar el sistema educativo español con el americano, de repente, le cambió el traje al tópico de Bienvenido Mr. Marshall: "La enseñanza media en Estados Unidos es caótica, pavorosa y muy cara. Cometen errores monumentales y los políticos no quieren preocuparse de esto porque le tienen miedo. Las universidades americanas dedican año y medio a suplir la rémora de la enseñanza media".

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