"Es una gran satisfacción, porque teníamos esa espinita clavada", admiten los sindicatos de la Policía al ser preguntados sobre la detención del agente acusado de haber robado 100 kilos de droga de la Jefatura, y de los dos traficantes que lo ayudaron. Los tres podrían pasar a disposición judicial hoy mismo.
La juez de Instrucción 19 tendrá que decidir si quiere escuchar a los detenidos hoy mismo o si deja que se agote el plazo máximo de la detención, que permitiría que Asuntos Internos siguiera interrogándolos hasta mañana a las 11 de la mañana. Por la complejidad que se supone a unas investigaciones que han durado 15 meses, los policías anticorrupción podrían necesitar el máximo tiempo posible para que el detenido explique sus actuaciones. O para que señale a otros colaboradores, ya que la operación sigue abierta y no se descartan nuevos arrestos. El agente seguía ayer en los calabozos de la Jefatura, según confirmó la Policía.
La juez deberá decidir entonces de qué los acusa, que en el caso del policía será al menos de tráfico de drogas -por volver a introducir los estupefacientes en el mercado negro- y probablemente robo, ya que para llevarse la droga tuvo que usar una llave falsa -una copia sin permiso- o, al menos, apropiarse de las llaves del grupo antidroga con un objetivo ilegítimo. El tráfico de drogas se condena con penas de tres a nueve años de cárcel, aunque al ser funcionario público le correspondería un grado superior de la condena -de nueve a 13 años y medio-. El robo supone una pena de uno a tres años, por lo que el agente se enfrentaría a un máximo de 16 años y medio si al final se le imputan esos dos delitos.
El arrestado, Lars S.M., un agente raso de 34 años, había llegado a Sevilla en 2002 y había trabajado unos cuatro años en la unidad antidroga, Udyco, lo que le había permitido acceder a los almacenes y robar los 100 kilos de cocaína y heroína. Sus propios compañeros de la Udyco fueron los primeros en sospechar de él e informar a Asuntos Internos. Sobre todo después de que, en torno a las fechas en las que se conoció el robo, pidiera una excedencia en el cuerpo para montar un negocio de compraventa de barcos y motos.
Los sindicatos policiales resaltan su satisfacción: "Era una espinita clavada, no sólo en la Jefatura sino en todo el cuerpo. En las reuniones con compañeros de toda España siempre nos preguntaban cómo iba el caso", explicó Ángel Reina, de la Confederación Española de Policía (CEP). "Estas cosas te avergüenzan, porque nosotros trabajamos para el cumplimiento de la ley".
"Nos felicitamos porque el caso lo ha resuelto la propia Policía, que tiene mecanismos para depurar los elementos extraños que pueden aparecer en cualquier cuerpo", señaló Manuel Espino, del Sindicato Unificado (SUP). Espino, que precisó que no parece que haya más policías implicados, destacó que los arrestos "permiten que se mantenga el prestigio que la Udyco se ha ganado a pulso, antes y después de este robo".