Qué confluencia mágica de esquinas, donde Jerusalén se junta con Sevilla, donde se ve en la vuelta lenta de las bambalinas, brillar el avión de plata, la réplica del Plus Ultra, donde los héroes de la aviación española, Ramón Franco y Julio Ruiz de Alda, estrecharon el Atlántico. Allí está Buentrago (Cuesta del Rosario, 25), coqueto local que supone una puesta al día de la tradicional abacería, nada de oscuridades ni maderas oscuras, un diseño moderno y, a la vez tradicional, con tonos verdes que también evocan esos ultramarinos de barrio con los sacos de garbanzos en la puerta.
Estanterías de madera donde se apilan latas de conservas, membrillos y chocolates, botellas de vino, licores, copas y frascas de cristal... y la ropa tendida, paños de cocina que cuelgan de la cuerda dando un singular toque al establecimiento. Con sus cubos de zinc, con el cortafiambres, las cavas climatizadas para que los vinos estén a su temperatura correcta y buenas neveras de donde salen botellines fríos, fríos, de Cruzcampo.
La pizarras, de primorosa caligrafía, por cierto, nos cantan las exquisiteces para comprar y degustar in situ, Alterio de mar y de campo, así como guisos elaborados, montaditos, chacinas y quesos. Hay conservas de Barbate, de donde viene la tradicional mojama y un muy gustoso solomillo de atún (2,00 euros), uno de los éxitos de esta joven casa, butifarra de Rota, chicharrón de Cádiz, taquitos de queso y salchichón, montaditos, a 2,00 euros la pieza, de buen tamaño, y variados, desde la típica pringá, hasta una sobrasada con torta del Casar o un choricito picante.
Se pueden abrir latas, frías y calientes. Mejillones de las rías gallegas de gran calibre (4,00 euros), ventrisca de atún (5,00 euros), frasco de atún claro Ortiz, la lata roja de bonito del norte de Consorcio, ya, tierra adentro, carrillera de cerdo de Cascajares (6,00 euros), habitas fritas o corazones de alcachofa.
Ya se ha comentado la excelencia de unos botellines Cruzcampo a punto de nieve, pero es digna de mencionar la selección de vinos que aparecen en la pizarra, todos los allí mentados se sirven por copas: un frutal Luis Alegre (2,00 euros) de Rioja Alavesa, en más clásico, un Marqués de Vitoria Crianza riojano (2,50 euros), bajando a la Ribera, un Emina Pasión del Grupo Matarromera (2,00 euros), tintos aparte, podemos probar un fresco y frutal Fortius Rosado de Navarra (2,00 euros) o un blanco verdejo de Rueda, Orofiel (2,00 euros). Hay también Manzanilla fría, por copas (1,50 euros) o, a modo de media botella, en una frasca de cuarto de litro a 3,50 euros.
Si queremos prolongar el buen rato en Buentrago, tenemos variedad de ginebras para unos digestivos gin tonics, así como rones y whiskys que podemos acompañar con chocolates.
Privilegiada esquina para disfrutar de buenos tragos y buenos bocados, mientras nos relajamos viendo la variedad de gentes que transitan por allí o, como diría el de la canción aquella, viendo la vida pasar (alegremente).
