La centenaria Guía Michelín no se olvidó de Sevilla y anteayer, en una fiesta especial por la celebración de su cien aniversario, revalidó la estrella concedida al restaurante Abantal en 2008. "Para nosotros es un orgullo mantener la estrella: es la reafirmación de un trabajo bien hecho, no una cuestión de suerte", señaló el jefe de cocina, gerente y copropietario, Julio Fernández, nada más conocerse la noticia.
"Esta vez vamos a disfrutar más de la concesión porque no nos coge de sorpresa", continuó Fernández, quien quiso resaltar el buen trabajo de su equipo, "muy joven, todos tenemos entre 23 y 33 años".
"Si se valora tanto la Guía Michelín es porque es de las únicas no pagadas: sus jueces son muy metódicos a la hora de la valoración. Si se identifican, sólo lo hacen cuando ya han pagado", contó sobre el método de concesión de las estrellas.
La oferta de Abantal es llamativa porque su carta está compuesta de platos típicos de la cocina andaluza, con productos también de la zona, elaborados según el recetario tradicional pero con las últimas técnicas de cocina. En su carta se puede probar desde el arroz meloso de chocos, ortiguillas y jamón hasta los huevos de campo escalfados con migas y papada, pasando por las manitas de cerdo deshuesadas con riñones al Jerez.
A los clientes, según su gerente, les llama especialmente la atención el "cuidado servicio en sala y la carta de vinos que, aunque no es extensa, sí está muy bien elegida".Ante la pregunta de si es caro comer en un restaurante reconocido con una estrella Michelín, Julio Fernández no duda: "Lo caro es comer donde no ofrecen la calidad que pagas. Si por algo se nos valora a nosotros es por la buena relación calidad precio".
En Sevilla, el otro restaurante que mantiene la distinción de Michelín, en este caso con dos estrellas, es La Alquería, de la factoría del célebre cocinero catalán Ferrán Adriá, en el hotel Hacienda Benazuza en el municipio de Sanlúcar la Mayor.
