La mañana, fría y desapacible, aguardaba una grata sorpresa, una nueva página en la historiografía de las cofradías sevillanas que tiene aún tantas hojas en blanco por escribir. Vestida con una sencilla túnica y cubierta con una capucha que realzaba su belleza, la imagen de la Estrella aguardaba a la prensa especializada en el taller de fotografía del Instituto de Patrimonio. La leve peana dorada y el discreto friso de claveles que perfumaban sus plantas daban un toque de calidez cofrade a la frialdad facultativa de los talleres mientras los reporteros gráficos hacían su trabajo. La consejera de Cultura, Rosa Torres, no tardó en desvelar un secreto que los técnicos del Instituto han sabido mantener muy bien guardado en las veinte semanas que ha durado la intervención: las manos que hicieron la Estrella pertenecen al entorno del taller de Luisa Ignacia Roldán (La Roldana) y su marido, el escultor Luis Antonio de los Arcos. Ésa era la bomba del día, ya que supone retirarle a la gubia de Juan Martínez Montañés su histórica paternidad.
Así lo remachó posteriormente Lorenzo Pérez del Campo, jefe del Centro de Intervención del IAPH, explicando que "aunque no se trata de una atribución novedosa, después de todos los análisis realizados nuestra posición es que debe ser atribuida al círculo profesional y artístico del taller Arcos-Roldán". Hay que entender esta atribución dentro del sistema de trabajo de los talleres del Siglo de Oro. Tal y como precisó Pérez del Campo, "es difícil saber dónde termina la mano de una y empieza la del otro pero todos los datos nos llevan hasta esta atribución", que ha contado con la documentación de las historiadoras Eva Villanueva y Carmen García Rosell.
La noticia estuvo a punto de dejar en un segundo plano los detalles de la delicada intervención que ha encabezado la restauradora María Teresa Real Palma. Según explicó el director del IAPH, Román Fernández-Baca, las técnicas radiográficas y la endoscopia aplicada al análisis de la escultura han sido fundamentales para detallar las patologías que amenazaban la estabilidad de la imagen de la Estrella. En 1977, el polémico restaurador Francisco Peláez del Espino -autor de otras desafortunadas intervenciones que no han resistido el paso del tiempo- la había sometido a unos trabajos de dudosa justificación técnica que consistieron en "la introducción de un perno metálico de casi un metro de longitud desde la cabeza hasta la base del cuerpo junto a una chapa metálica que pretendía evitar la oxidación del hierro". Para la extracción de este elemento que creaba tensiones perjudiciales, se ha hecho necesaria la apertura de la imagen por la parte posterior de la cabeza: "hemos cortado con un bisturí por la misma llaga de cola que dejó Peláez al añadirle un casquete a la cabeza para la introducción del perno. El casquete ha sido sustituido por otro de madera de la misma naturaleza e idéntico coeficiente de dilatación que la escultura original", precisó Fernández-Baca.
La imagen de la Virgen de la Estrella ha sido sometida a una limpieza, a la reintegración de las lagunas de color y aparejo que presentaba, al sellado de algunas fisuras y a la fijación de algunos estratos con problemas de adhesión. El equipo de restauración ha respetado la decisión de la hermandad de mantener las lágrimas y pestañas añadidas en la década de los 80, aunque sí ha sustituido el inapropiado candelero metálico por uno de madera de nueva factura y ha modificado el sistema de articulaciones en manos, codos y hombros. La intervención ha supuesto un coste de 22.726 euros.
El hermano mayor y la junta de gobierno de la hermandad de la Estrella no podían disimular la satisfacción por la feliz conclusión de estos trabajos. Manuel Domínguez del Barco no escatimó elogios al equipo del Instituto de Patrimonio, señalando que "la calidad humana y la capacidad técnica que hemos encontrado aquí no existe en otro lugar de España". También destacó "la delicadeza con la que han tratado a la Virgen de la Estrella", recordando de una manera especial la visita cursada a los talleres por el arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, "de la que salió maravillado".
De paso, Manuel Domínguez anunció que la Virgen de la Estrella iba a ser conducida de forma reservada a su capilla para ser vestida de reina y preparada para la primera visita de sus devotos. Durante todo el día de hoy estará expuesta en el presbiterio del templo de la calle San Jacinto y a las 20.30 horas se oficiará una misa por el buen fin de la intervención. Los hermanos de la Estrella aprovecharán la exposición de la imagen para realizar una cuestación a beneficio de los damnificados de Haití. Con esta intervención, la hermandad ha conseguido cerrar el círculo de atribuciones de sus imágenes titulares.
