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La Europa que recibe Zapatero

Un país gobernado por la izquierda tomará las riendas de una Europa en la que la mayoría de sus líderes son conservadores y con la ultra derecha en alza.

el 02 ene 2010 / 19:44 h.

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El presidente de turno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el primer ministro sueco, Fradrik Reinfeldt.

Crisis, paro, inmigración ilegal, resurgimiento de la extrema derecha y presidentes polémicos son sólo algunos de los retos a los que tendrá que enfrentarse España como presidente de la Unión Europea (UE) en el primer semestre de 2010. Será la cuarta vez que asuma este cargo, bien es verdad que por primera vez en la historia de la UE la presidencia se desarrollará en equipo.

España, junto con Bélgica y Hungría, tendrá la responsabilidad de liderar la UE en el marco del nuevo sistema de trío de presidencias rotatorias durante 18 meses, desde el 1 de enero de 2010 hasta el 30 de junio de 2011, tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el 1 de diciembre de 2009.

Además, el Gobierno español cuenta con varios ases en su manga: el 98% del Parlamento español respalda el programa para la presidencia europea del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a lo que se une que España ha llegado a un acuerdo con Bélgica y Hungría, los siguientes países en asumir las riendas de la UE, para continuar con las políticas y proyectos impulsados por el Gobierno español con el único objetivo de que éstos tengan continuidad en el tiempo.

Entre las prioridades de la presidencia española de la Unión está la de reforzar la Europa social, una tarea en la que, sin lugar a dudas, se va a tener que emplear a fondo dado los graves problemas económicos por los que atraviesan la mayoría de los Veintisiete, que en estos momentos están centrados en salir del largo túnel. Y es que ni los más grandes, los que siempre han tirado del carro europeo como Francia, Alemania o Reino Unido se han librado de las garras de la recesión, aunque tanto sus gobiernos como los analistas apuntan a que estas economías están ya remontando el vuelo.

Pero esta buena nueva, sin embargo, a corto plazo no se reflejará en una bajada de las tasas del paro, más bien todo lo contrario. Un ejemplo es el de Suecia, un país que parece haber salido ya de la crisis, pero, según las previsiones, el número de desempleados seguirá creciendo hasta llegar en 2010 al 11,4%, unas cifras impensables en este avanzado país. Mucho peor lo tienen las economías del este, donde la recesión les está pasando una factura muy alta, obligándoles a controlar al máximo el gasto público e incluso a bajar los salarios de sus funcionarios.

Aunque si hay un caso más que preocupante es el de Grecia, donde las revueltas de 2008 se han repetido a finales de 2009 y todo apunta a que no cesarán. Su situación desesperada ha puesto en alerta a toda la Unión Europea. De hecho, los miembros de la zona euro están planteándose fórmulas para un posible rescate que evite su bancarrota.

Y es que la recesión que azota a todo el planeta ha obligado a poner en marcha medidas hasta ahora inusuales: en los Países Bajos el Gobierno ya ha anunciado medidas para recortar el gasto de la reina Beatriz y su familia, además paralizó la construcción de una casa de vacaciones en África para el heredero, Guillermo, e incluso el Ejecutivo holandés tendrá que hacer público el dinero que han costado los viajes realizados en avión por la familia real en los últimos años.

Sin embargo, a pesar de las duras condiciones económicas por las que atraviesan los Veintisiete, los inmigrantes ilegales procedentes fundamentalmente de África no dejan de llegar hasta las costas europeas. Los países más perjudicados por ese problema son España, Italia, Chipre y Malta. España, muy concienciada con la situación, apuesta fuerte por la implicación de los Veintisiete para adoptar medidas que ayuden a los países que son la puerta de entrada a Europa y por ello defiende que Malta sea sede de la Agencia Europea de Asilo a los Inmigrante, el centro de referencia para gestionar y unificar criterios sobre la concesión de asilo en Europa.

Y es que el país más pequeño de la Unión está totalmente desbordado para poder atender a los ilegales que arriban a sus costas. Por ello no deja de solicitar apoyo a sus socios comunitarios, pero hasta ahora sin demasiado éxito. Pueden ser excusas, pero muchos achacan a la crisis, al paro y a la inmigración el ascenso de la extrema derecha en muchos países, fundamentalmente en el centro de Europa.

Esta ideología poco a poco se está extendiendo con paso firme, incluso sus formaciones cada vez cuentan con más respaldo electoral. En las últimas elecciones europeas, en los Países Bajos el PVV fue el segundo partido más votado y en Austria dos formaciones de extrema derecha, el Partido Liberal Austriaco (FPÖ) y la alianza para el Futuro de Austria (BZÖ), ya han anunciado su intención de fusionarse para ser el segundo partido más fuerte en el país.

Además un Gobierno de izquierdas como el de España tendrá que liderar una Unión Europea mayoritariamente conservadora y gobernada en algunos casos por políticos que no pasan inadvertidos. Éste es el caso de Francia con su presidente Nicolas Sarkozy, cuya última ocurrencia ha sido abrir un debate sobre la identidad nacional, que no ha dejado indiferente a nadie. La idea es cuestionada incluso por miembros de su propio partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Asimismo, ya ha anunciado que presentará una propuesta de ley al Parlamento para prohibir el uso del burka en los lugares públicos.

Pero si Sarkozy es polémico aún más lo es el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ha acaparado más de una portada de periódicos de información general por sus presunta relación con las famosas velinas (prostitutas) y por las fiestas en las que no faltaban jovencitas, supuestamente pagadas con dinero público.

Así llegan los 27 a la presidencia española: 

Alemania. Es uno de los países fuertes de la Unión Europea, con un gobierno de centro-derecha, liderado por la canciller Angela Merkel, que está inmerso en poner en marcha medidas, como la rebaja de las cargas fiscales, para remontar la crisis.

Austria. La extrema derecha está creciendo. Formaciones de esta línea ideológica como el Partido Liberal Austriaco (FPÖ) y la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ), ambos en la oposición, han anunciado su fusión para ser la segunda fuerza.

Bélgica. El nombramiento de Herman van Rompuy como presidente estable de la Unión Europea ha dejado un vacío político en el país, ya que fue el hombre que logró llevar la calma a una nación en permanente crisis política.

Bulgaria. El país más pobre de la Unión Europea es también uno de los más azotados por la crisis económica. El soborno y el trapicheo se han convertido en una forma de subsistencia para miles de ciudadanos búlgaros.

Chipre. Es una de las puertas de entrada de la inmigración a Europa, además su economía está muy afectada por la división de la isla en dos territorios. España ya le ha ofrecido su apoyo para interceder ante Turquía y favorecer así su reunificación.

Dinamarca. Es uno de los países de la Unión que no utiliza el euro, pero su gobierno ya se está planteando realizar un referéndum para adherirse a la moneda única y es que afrontar la crisis en solitario le está saliendo muy caro.

Eslovaquia. Es uno de los principales destinos del este de Europa para los inversores, además de uno de los grandes centros de producción de coches de Europa, por lo que la crisis le ha afectado de lleno, aunque su Ejecutivo es optimista.

Eslovenia. La recesión le llegó algo más tarde que a los demás países de la Unión, pero al final ha calado y hondo. En estos momentos su Gobierno está centrado en reestructurar su maltrecha economía para salir de la crisis fortalecido.

España. Asume la presidencia de la Unión con entusiasmo. Muchos son los objetivos que se ha fijado para estos seis meses entre los que predominan consolidar los temas sociales, como es luchar por la igualdad y contra la violencia de género.

Estonia. Este país ya ha pedido ayuda al jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, como presidente de turno de la UE, para entrar en la eurozona, pero cumpliendo los criterios de Maastricht.ç

Finlandia. El líder en innovación tecnológica tampoco se ha librado de la crisis. Su economía está bajo mínimos, pero algunas entidades financieras creen que la salida del túnel está mucho más cerca de lo esperado. Ya se ve la luz.

Francia. Su presidente, Nicolas Sarkozy, ha abierto el debate sobre la identidad nacional, centrado fundamentalmente en el papel del islam y de los musulmanes en Francia. Sarkozy incluso ha planteado la prohibición del burka.

Grecia. Los disturbios callejeros volvieron a ser noticia con motivo del aniversario de la muerte del joven Alexandros Grigoropoulos durante las revueltas de 2008 en las que se protestó por la crisis, la corrupción y la falta de oportunidades.

Hungría. Es otro de los países de la Unión Europea donde la extrema derecha tiene cada vez más fuerza. En las elecciones europeas la formación ultra Jobbik obtuvo tres parlamentarios. Sus miembros han sido acusados de racistas.

Irlanda. Sus ciudadanos han tenido en vilo a la Unión Europea tras haber rechazado en 2008 el Tratado de Lisboa. Finalmente, en octubre de 2009, ratificaron en un referéndum el texto comunitario y Europa respiró tranquila.

Italia. Los escándalos han salpicado la vida política del país. Su primer ministro, Silvio Berlusconi, fue acusado de pagar sus fiestas privadas con dinero público. También fue víctima de una agresión que le ayudó a aumentar su popularidad.

Letonia. Sufre la mayor tasa de paro de la Unión Europea y la fecha de entrada al euro se ha pospuesto para enero de 2014, una vez el país haya podido frenar su déficit presupuestario y se haya ajustado a los criterios de Maastricht.

Lituania. Su presidenta, Dalia Grybauskaite, que salió elegida en mayo de 2009, se ha propuesto acabar con los monopolios y la corrupción. Además ha iniciado una política de austeridad. Ella misma se redujo el sueldo a la mitad.

Luxemburgo. Sus ciudadanos son los más ricos de la Unión y hasta hace menos de un año era considerado un paraíso fiscal. Por la presión internacional ha flexibilizado sus normativas sobre secreto bancario para ajustarse a las reglas de la OCDE.

Malta. La inmigración es uno de los principales problemas de este país que cuenta con el apoyo de España para que sea sede de la Agencia Europea de Asilo a los Inmigrantes, que unificará los criterios para dar una respuesta a ese colectivo en la UE.

Países Bajos. Ha sido un ejemplo de tolerancia pero el partido de extrema derecha PVV se está consolidando como una de las principales fuerzas del país. En las elecciones europeas fue la segunda fuerza más votada.

Polonia. El Gobierno está inmerso en una política de aprovechar al máximo los recursos que le llegan de Europa para mejorar las infraestructuras y así cumplir su objetivo de crecer un 3%. Muchos emigrantes polacos ya están regresando a su país.

Portugal. Los portugueses en las elecciones de septiembre volvieron a apostar por el Partido Socialista, pero en esta ocasión no obtuvo mayoría absoluta para gobernar con tranquilidad como en el mandato anterior. El Parlamento está muy fragmentado.

Reino Unido. Su primer ministro, el laborista Gordon Brown, no está viviendo sus mejores momentos , su opositor, el conservador David Cameron, se está haciendo fuerte y los sondeos le dan como virtual vencedor en las próximas elecciones. 

República Checa. Está presidida por el euroescéptico, Vaclav Klaus, que se resistió a firmar el Tratado de Lisboa hasta el último momento. Finalmente lo rubricó en noviembre cuando el Tribunal Constitucional checo emitió un dictamen a favor del texto.

Rumanía. Celebró elecciones en noviembre en las que planeó la sombra del fraude, finalmente la Comisión Electoral Central confirmó la victoria del que era su presidente, el conservador Traian Basescu. Salir de la crisis política y económica será su reto.

Suecia. Es unos de los países europeos que parece haber salido de la recesión, pero esta buena noticia contrasta con el crecimiento del paro que puede llegar este año hasta el 11,4%, una tasa altísima ya que el paro nunca llegaba a los dos dígitos.

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