Una de las joyas de la Expo'92 vuelve a redescubrirse 19 años después de su inauguración. Después de demasiados años de abandono y numerosos plazos incumplidos, los Jardines del Guadalquivir, con 7,8 hectáreas, se abren al público en unos días, previsiblemente el 24, con zonas emblemáticas como la torre mirador de Banesto, el laberinto, el jardín árabe, la avenida de los Cipreses, el jardín de las rosáceas, el de las plantas aromáticas y medicinales o el jardín del reposo y la lectura, de diseño árabe con sus fuentes cantarinas. Todo está listo ya.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, gracias a los fondos europeos (70%) y a la aportación municipal (30%), invirtió 2,7 millones en su recuperación, para la que se han plantado más de 30.000 plantas nuevas, se han regenerado 8.500 árboles y se han instalado un total de 26 kilómetros de líneas de riego para recuperar un espacio en el que se pueden admirar más de 200 especies vegetales. Se da la circunstancia de que la hojarasca acumulada durante los años de clausura y abandono de este espacio ha permitido conservar los pavimentos originales de barro.
Con esta inauguración, prevista para finales del pasado año, según informó entonces la Junta que gestiona el espacio, se recupera otra de las zonas verdes de la Exposición Universal de 1992 tras la apertura del Jardín Americano, con un coste de mantenimiento de 140.000 euros al año.
El pasado día 15, el Consistorio anunció que el recinto de la Expo tiene ya 400 variedades y que en un año igualará la cifra que tuvo en 1992.
Situado en la ribera del Guadalquivir en la Cartuja, está a punto de cumplir un año de su reapertura al público. Y los responsables de la Fundación Naturalia XXI, encargada de gestionar el jardín, están de enhorabuena porque, además de la recuperación de especies, desde abril de 2010 recibieron ya más de 200.000 visitas.
