En un acto presidido por Antonio Muñoz, director de planificación y ordenación turística de la Junta de Andalucía, y Luis Lezama, fundador del Grupo Lezama, ayer se homenajeó a los tres jefes de cocina andaluces que tras salir de la Escuela de la Taberna del Alabardero , en la sevillana calle Zaragoza, han llegado a obtener las preciadas estrellas Michelín que otorga la polémica guía francesa a los mejores restaurantes de todo el mundo.
Tras la bienvenida del director de la Escuela, Pedro Oliver, Luis Lezama tomó la palabra para resaltar la prioridad que para la Escuela tiene la gastronomía andaluza, y su ilusión, desde que se licenció en la Escuela de Hostelería de Lausanne, en 1978, de crear algo similar en España. Hoy se enorgullece de que la Escuela de Sevilla reciba a alumnos incluso de París que vienen a realizar prácticas aquí, dado el prestigio conseguido tras años de trabajar en la fusión de la cocina tradicional y la innovación.
Resaltó que lo importante de la Escuela es su capital humano, "gente que lo transforma todo en oro", como los tres chefs homenajeados. Antonio Muñoz señaló la principal importancia de la gastronomía para atraer al turismo, sector que ha aguantado mejor la crisis y que puede seguir creciendo cuidando la calidad y la autenticidad de los productos autóctonos. Julio Fernández, sevillano de 35 años , dirige la cocina y es copropietario del restaurante Abantal , el primero en Sevilla capital en conseguir una estrella Michelín. Agradeció su paso por la Escuela y resaltó la calidad de los productos agroalimentarios andaluces.
Fue el último en pasar por las aulas, ya que su vocación le cogió trabajando en la hostelería. No cree en la fórmula tan habitual en Sevilla de restaurante con barra muy concurrida, ya que ello resta confort al comensal, aunque está encantado con la moda de los gastro bares, que, dijo, considera la puerta a los grandes restaurantes del gran público.
Baltasar Díaz, es un malagueño afincado en Sevilla que dirige los fogones del restaurante Santos-Martín Berasategui . Resaltó la importancia del pasado 2010 para él, pues se casó, tuvo un hijo y recibió la estrella Michelín. Quiere transmitir a las nuevas promociones de la Escuela la vida de sacrificio que es la hostelería y la cruda realidad que se encontrarán cuando salgan al mundo laboral.
Por su parte, Ángel León, ese gaditano que hace magia con las cosas del mar, dio las gracias a sus profesores por enseñarle la importancia de la disciplina en la cocina y lo importante que es tener en el currículum el diploma de la Escuela. En estos tiempos de crisis anima a arriesgarse como empresario, pudiendo ser buen momento si se tienen ideas innovadoras. En su restaurante Aponiente , de El Puerto de Santa María (Cádiz), que cumple su quinto aniversario, sigue perseverando en transmitir la esencia marina en sus platos.
Tras la rueda de prensa, los tres cocineros intentaron transmitir sus experiencias e inquietudes a los alumnos de la Escuela, reunidos para la magnífica ocasión de escuchar a estos tres brillantísimos ex - alumnos que, ellos sí, ya han triunfado plenamente en el difícil mundo de la gastronomía.
