La comunidad de monjas agustinas del céntrico convento de San Leandro ha vuelto a llevarse un gran susto con el edificio en el que residen. En la madrugada del pasado domingo al lunes, una parte de la fachada del convento orientada a la Plaza de San Leandro sufrió un nuevo desprendimiento de su revestimiento motivado por el mal estado de conservación que presenta y que ha venido siendo denunciando por las hermanas en los últimos años, sin que de momento hayan encontrado algo más que promesas por parte de la administración.
Fue a primera hora de la jornada de ayer -en torno a las diez de la mañana- cuando un vecino de la zona alertó a los servicios municipales de emergencia de este suceso, que había provocado la caída de caliches por todo el acerado del convento que conecta su entrada principal, en la Plaza de San Ildefonso, con la Plaza de San Leandro por el tramo de la calle Zamudio. Tras recibir este aviso, varios efectivos del cuerpo de Bomberos y de la Policía Local se desplazaron hasta la zona, procediendo a actuar sobre la parte afectada del edificio. En su actuación, los bomberos terminaron de desprender aquellos elementos de la fachada que se encontraban en peligro de caída y se dio parte a Lipasam para que procediera a su retirada, sin que fuese necesario acordonar la zona ni realizar ninguna otra acción de calado en el resto de la fachada.
Las hermanas se enteraron del suceso cuando advirtieron la llegada de los servicios de emergencia a la zona. Así lo narraba sor Natividad, superiora del convento, que mostraba su preocupación por la situación que presenta la fachada y los cada vez más habituales desperfectos que se producen en ella. "Por dentro el convento está bien, pero el exterior del edificio es un peligro", explicaba. Lo cierto es que sus pequeños ingresos, conseguidos a través de los productos que realizan las propias hermanas, sólo le bastan para mantener el interior del convento lo más decente posible. No así para ejecutar la más que necesaria reforma de la fachada del edificio que los últimos informes cifran en 118.000 euros.
Hasta ahora, las hermanas sólo han recibido buenas palabras por parte del Ayuntamiento que, aunque en varias ocasiones se ha comprometido en ejecutar esta necesaria reforma, aún no ha sido capaz de concretar los plazos para desarrollar este trabajo. "Primero fue el alcalde el que nos dijo que nos ayudaría, luego pasaron el asunto a Urbanisno, pero a día de hoy no tenemos nada", contaba sor Natividad. Las monjas esperan que sucesos como éste, que incluso ha llegado a desprender parte del rótulo que señala el nombre de la Plaza de San Leandro, permita que el Gobierno municipal cumpla con el compromiso que adquirió hace unos meses con la comunidad de monjas agustinas. De momento, toca esperar que llegue la providencia.
