La pequeña Ángela acudió ayer por la mañana al colegio concertado Antonio Machado como cualquier otro día, pero lo cierto es que no lo era, y las cámaras de televisión eran una muestra de ello. La esperaban a las puertas, después de que Educación decidiera el lunes su expulsión inmediata del centro supuestamente por falsear la matrícula con la que consiguió plaza hace cuatro años.
Poco antes de las 9.00 horas, la joven, acompañada de sus padres y su tía, intentaba acceder al recinto preparada con sus libros, como si de un día normal se tratase. Tras encontrar la puerta cerrada y permanecer más de diez minutos esperando, fueron recibidos por la directora, quien les informó de la situación: su colegio ya no es el Antonio Machado, sino el Jacarandá, situado a pocos metros.
La familia se vio obligada a salir del centro. A pesar de explicarles su nuevo destino, "no nos han dado una carta por escrito, lo único que tengo es una comunicación verbal, por lo que hasta que yo tenga ese documento, mi hija permanecerá en casa sin poder terminar el curso como el resto de los niños", explicó su madre, María Ángeles Pardo. Si no les queda otro remedio, Ángela acudirá desde hoy miércoles al colegio público Jacarandá, "pero siempre que exista esa carta que lo ordene", insistía María Ángeles. Mientras tanto, Ángela se perderá los últimos días de quinto curso de Primaria que estudiaba, igual que no podrá sentarse en su mesa con sus compañeros de clase ni realizar sus exámenes finales.
Sin embargo, los padres no piensan quedarse de brazos cruzados. Aunque acaten la orden y lleven a su hija a otro colegio piensan acudir al Defensor del Menor "para ver que solución se le podría dar al problema". Tras abandonar definitivamente el colegio con cara de tristeza, la indignación entre el resto de madres allí congregadas era evidente. "No es justo para nadie, ni para ella ni para los pequeños que se quedaron fuera del colegio", afirmaban.