-¿Por qué le eligen siempre para presentar realities de aventura
-No lo sé, pero me alegro de que así sea. Cualquiera que disfrute con los viajes y sea curioso lo podría hacer y lo disfrutaría mucho.
-Pero usted será sin duda una aventurera
-Lo he sido siempre y ahora, de forma inevitable. ¡Incluso tuve mi luna de miel con mochila!
-Vamos, que no está hecha para presentar informativos, aunque lo hizo en sus inicios en Telemadrid.
-No sé si presentando, pero siempre pienso que acabaré regresando a la información. No deja de ser mi mundo y el lugar en el que más tiempo he pasado, porque soy periodista.
-En Perdidos en la ciudad se limita a presentar las entradillas. ¿No echa en falta una mayor implicación como en otros de sus proyectos?
-Me hubiera gustado estar más tiempo con ellos, pero no me puedo quejar porque es la primera vez que las tribus se han encontrado con el presentador. Ojalá pudiera tener más interacción, pero eso no sería bueno para el programa. Las tribus y las familias tienen que desenvolverse sin ayuda y sin intermediarios. Esa es la esencia de Perdidos en la tribu y de Perdidos en la ciudad.
-¿Quién está más perdido, las familias o las tribus?
-Están perdidos en diferentes sentidos. Las familias españolas que viajan a los poblados no están tan verdes en lo básico. Han visto suficientes documentales como para imaginar un poco lo que se pueden encontrar, aunque luego da igual lo que hayan imaginado, porque vivirlo no tiene nada que ver. Sin embargo, las tribus llegan aquí y todo lo que viven es una sorpresa porque no tienen referencias. Así que creo que están más sorprendidas las tribus y más perdidas las familias.
-Esa sorpresa provoca que los suri y los shiwiar hagan muchas reflexiones sobre cómo vivimos en España.
-Parte de la clave del programa Perdidos en la ciudad.es no solamente observar a las tribus, sino que nos enseñen cómo ven ellos nuestro mundo. Mirar nuestra sociedad desde una mirada limpia y sin prejuicios, que solo observa y analiza de manera absolutamente lógica. Como cuando nos dicen: "¿Por qué tienes 20 pares de pendientes No los necesitas". Nos ponen en muchos bretes en ese sentido porque el capricho es algo que ellos no entienden y somos una sociedad muy caprichosa para casi todo.
-¿Qué es lo que más le ha impactado de cómo han vivido las tribus su llegada?
-Verlos es hipnótico porque para ellos todo es nuevo. Pero a mí lo que me impacta es su claridad y su carisma real. Te desnudan, te muestran lo ridículos que podemos llegar a ser. Y eso es muy bueno. Hay que darse cuenta de la parte ridícula y absurda que tiene esta vida que nos hemos inventado, en la que tenemos más de lo que necesitamos.
-Así que la audiencia puede aprender mucho ellos.
-Sí, y eso que ellos no quieren convencerte de nada. Nosotros siempre creemos que lo nuestro es lo mejor. Ellos no. Solo dicen: "Tenemos esto y para nosotros es lo más importante. Tú disfruta de lo que tengas. Pero, sobre todo, no sufras por ello".
-¿Y qué le han enseñado a usted los miembros de estas tribus?
-Me han enseñado un sentido de familia que va más allá de la unidad familiar. La tribu es la familia, aunque luego haya muchas familias dentro de la tribu. Se preocupan los unos de los otros porque tienen la sensación de que si no se cuidan entre ellos desaparecerán.
