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Cofradías

La fe se hace víspera en Bellavista

La corporación estrenaba una nueva Cruz de Guía para la estación de penitencia

el 26 mar 2010 / 21:41 h.

El paso de misterio en la calle Caldereros.

Bulla, nazarenos, incienso y fervor. Bellavista tiene una Carrera Oficial entre las calles de su barrio y eso algo que cada Viernes de Dolores vuelve a quedar claro en la salida de la hermandad del Dulce Nombre. Una cofradía que volvió a consolidarse ayer como todo un referente para las vísperas de esta ciudad con una estación de penitencia que fue ejemplar.

Puntuales a la cita, los primeros nazarenos de Bellavista poblaron la calle Caldederos escoltando a la remozada Cruz de Guía que estrenaba la corporación. Casi sin solución de continuidad, Jesús Varela hizo sonar el llamador del paso de misterio y el barco de Bellavista avanzaba lentamente hacia la puerta de la capilla. "Paso corto y mecías cortitas", pedía el capataz a sus costaleros que buscaban la perfección para que el paso de misterio no rozara con el dintel de la puerta del templo. El Señor de la Salud y Remedio, vestido con una túnica blanca, pasó la puerta y no sin menos dificultad las ramas del olivo besaban cada esquina del dintel de la parroquia. El misterio estaba en la calle y la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención rompía el silencio con los sones del Himno Nacional. Una saeta desde un balcón sorprendía el caminar del paso misterio, era un rezo cantado al Señor que culminó con una levantá al cielo envuelta por los sones musicales de Redención, que entre marchas de corte clásico avanzaban junto al Señor de la Salud y Remedios para adentrarse en Bellavista.

Llegaba la hora de la madre. Con el ocaso de la tarde, el palio del Dulce Nombre se mostraba con toda su candelería encendida. La Virgen estrenaba nuevo vestidor, Francisco Carrera Iglesias, y sus manos se notaban en la belleza que irradiaba su cara. "Venga de frente", pedía José Calle cuando el palio estaba casi en la calle. En ese instante renacía la devoción de Bellavista entrelazada con los sones de Reina de Triana que interpretaba la banda de Santa Ana de Dos Hermanas entre la lluvia de pétalos que inundaba el palio. Y así, entre aires trianeros, la Virgen comenzaba a buscar su Catedral en Bellavista: el fervor de unos vecinos que han crecido con el Dulce Nombre hasta convertirlo en todo referente de cada Viernes de Dolores.

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