El presidente de la Reserva Federal de EEUU (Fed), Ben Bernanke, aseguró ayer que el banco central estadounidense analizará en su próxima reunión -que se celebrará los días 20 y 21 de septiembre- la posible adopción de medidas extraordinarias de estímulo a corto plazo ante las "inusuales circunstancias" que rodean a la economía. Pese a que Bernanke descartó un nuevo estímulo para la economía estadounidense, reconoció que la recuperación del país "es mucho menos robusta de lo esperado".
Ante las circunstancias económicas -que el presidente de la Reserva calificó de "inusuales"-, "las políticas que fomenten una recuperación más fuerte en el corto plazo pueden servir también a los objetivos a largo plazo", apuntó Bernanke en su discurso de apertura del simposio económico de Jackson Hole.
Por ello, en su conferencia, la voz de la Fed indicó que el Comité Federal de Mercado Abierto valorará las perspectivas económicas en vista de "los datos recientes". Asimismo, Bernanke hizo hincapié en que la entidad está preparada para emplear sus herramientas de la manera apropiada para promover "una recuperación económica más fuerte".
En este sentido, el banquero se comprometió, en nombre de la Fed, a hacer "todo lo que pueda para restaurar unas elevadas tasas de crecimiento y empleo en un contexto de estabilidad de precios".
En cuanto a la difícil coyuntura de la Eurozona, Bernanke expresó su confianza en que Europa asumirá lo que hay en juego y tomará todas las medidas apropiadas y necesarias para hacer frente de manera efectiva y exhaustiva a las dificultades, en clara alusión a la crisis de deuda.
El esperadísimo discurso de Bernanke se produjo apenas hora y media después de que se conociera la segunda estimación del PIB de EEUU en el segundo trimestre. Las previsiones indicaban una bajada de tres décimas en el crecimiento de la economía estadounidense, hasta el 1%, por debajo de las expectativas del mercado, frente al avance del 0,4% del primer trimestre.
La expansión de la economía entre abril y junio reflejó la contribución positiva de las inversiones fijas no residenciales, las exportaciones, el consumo y el gasto del Gobierno federal, que compensaron el impacto del gasto de los gobiernos estatales y el alza de las importaciones.
Frente a los datos, el presidente de la Fed resaltó la lentitud para impulsar la economía de EEUU. "La recesión fue más profunda y la recuperación más débil de lo que se pensaba", reconoció Bernanke. En esta línea, el banquero admitió que el crecimiento registrado ha demostrado ser insuficiente para reducir el paro de manera sostenida. De este modo, la Fed ha rebajado su expectativa de crecimiento de la economía de EEUU en los trimestres venideros, aunque continúa esperando una moderada recuperación.
Asimismo, la institución prevé una moderación en los precios de las materias primas y de las importaciones. Estas rebajas permitirán estabilizar las expectativas de inflación y situar dicha tasa por debajo del 2%.
A pesar de las severas dificultades que atraviesa la economía, Bernanke apuntó que no espera que el crecimiento potencial a largo plazo "se vea afectado si el país da los pasos necesarios".
Decepción en los mercados y un euro a 1,45 dólares
La ausencia de un mensaje directo de que la Reserva Federal va a inyectar más dinero en la economía sentó como un jarro de agua fría al mercado norteamericano en un principio, pero luego lo fue digiriendo y cotizó en positivo. Las palabras del presidente de la Fed sí espolearon al euro, que escaló por encima de la cota de los 1,45 dólares por primera vez desde mediados de agosto. Esta reacción del euro supone un alza de casi el 1% desde el comienzo de la sesión.
El Íbex 35 cerró la jornada con una caída del 1,37% y se situó en la cota de los 8.185,5 puntos, logrando moderar las pérdidas al cierre animado por el tono positivo de Wall Street, que confía en que en septiembre se concreten las iniciativas.
