Cultura

“La felicidad se vive, no se escribe. Escribo de lo que duele”

El marroquí Mohamed Azeddine Tazi presentó su obra en Tres Culturas

el 23 oct 2013 / 22:24 h.

Mohamed Azeddine Tazi, uno de los escritores marroquíes más traducidos en España, habló ayer de su obra, y en concreto de su libro Seres de ficción (Alcalá Grupo Editorial) en la Fundación Tres Culturas de Sevilla. “Todos mis personajes son inquietos, y eso depende de factores muy diversos: políticos, sociales, culturales, algunos relativos a la cuestión de la identidad…”, advirtió el autor. “Yo no escribo de la felicidad, la felicidad se vive, no se escribe. Escribimos sobre cosas que nos duelen. La escritura en sí misma es una inquietud, porque ahonda en los problemas de la vida cotidiana. Por eso mis personajes huyen de su realidad en busca de una realidad mejor”. Por otro lado, el novelista no rehúye cuestiones espinosas como la corrupción, un problema que comparten marroquíes y españoles. “La corrupción es una enfermedad que contagia la vida de los ciudadanos, sobre todo cuando llega a convertirse en una cosa normal. Está relacionada con una situación anómala, que hay que reconocer y corregir. Pide la reconstrucción de la personalidad del ciudadano, y al mismo tiempo el Estado tiene un papel fundamental en este tema: si un policía cobra 400 euros al mes, tiene una casa alquilada a 200 euros y tres hijos en la escuela, por supuesto va a buscar sobornos. Para que eso no ocurra, debe tener un sueldo respetable, y lo mismo el juez, o el funcionario”, explica. Sobre la dificultad de los escritores marroquíes para darse a conocer en España, aseguró que “la verdad es que el escritor no busca que sus obras sean traducidas, debe haber una institución que se ocupe de eso, de abrir el horizonte para los autores. Yo no me esforcé en ese sentido, pero naturalmente sentí una gran alegría cuando me lo propusieron. El problema principal es que no hay un dinamismo demasiado fuerte en la traducción. Por otra parte, no todas las obras marroquíes se dejan traducir fácilmente. Y quizás las editoriales españolas no se atrevan a publicar autores marroquíes, puede que no estén seguras de vender bien nuestros libros…”. Finalmante, aunque el autor cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura de su país, asegura que “nunca me han pedido nada a cambio, y si lo hicieran no me preocuparía, conservo mi conciencia crítica”, apostilló.

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