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La Feria de la solidaridad

La sexta planta del Hopsital Virgen Macarena se convirtió ayer en un Real en miniatura, en el que la música y la diversión acercó a los niños enfermos los días grandes del Real. Los médicos y familiares acompañaron a los internos, que disfrutaron con la actuación de Cantores de Híspalis. Los niños recibieron con entusiasmo la iniciativa.

el 16 sep 2009 / 01:58 h.

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¿Quién ha dicho que la Feria sólo se vive en Los Remedios? Ayer, como cada año, se reconstruyó un trocito de Real en la sexta planta del Virgen Macarena, que hizo las delicias de los niños ingresados y de sus médicos y enfermeros. Desde la calle se oían las palmas y con ella las ganas de vivir.

No todos los sevillanos disfrutan la Feria de la misma forma: algunos no pueden pisar el albero, ni oler el pescaíto recién frito o ver todo el Real iluminado. Mientras hay mayores que disfrutan de esta semana como chiquillos, hay chiquillos -desde recién nacidos a adolescentes de 14 años- que no pueden hacerlo porque su salud se lo impide. Menos mal que personas como las que trabajan en el Hospital Macarena llevaron ayer la misma Feria hasta su sexta planta, llenándola de música y alegría.

Farolillos, abanicos, lunares y hasta caseta con nombre y todo. La responsable directa de que no faltara un detalle en Pescaíto 1 es Marta Serrano, coordinadora del Programa Diver de Pediatría, que tiene claro que el objetivo "es hacer más llevadera la estancia de los más pequeños en el hospital". El profesor González Hachero, jefe de planta, admite que se trata de "hacer que los niños vivan la alegría de estos días". Reconoce que las horas en el hospital "se hacen muy largas", y por eso los cerca de 80 menores que hay ingresados agradecen con sus tiernas sonrisas el trabajo de los voluntarios.

Entre los colaboradores asiduos los hay que, llegados los días de abril, no faltan a la cita con esta peculiar Feria. Nicolás tiene 14 años y es el tercero que acude a tocar el tamborilero. ¿Lo mejor? "La sonrisa de los padres", asegura. Ésta no sólo es una fiesta para "los más peques, pues las familias lo viven con más ilusión todavía". Eso es lo que entre baile y baile, afirman María, madre de Reyes, y Carmen, su tía; "para nosotros es una alegría ver a los niños tan felices".

Dicen que la cara es el espejo del alma. Si es así, estos niños tienen el alma vestida de lunares gracias a un lunes de Feria atípico y lleno de solidaridad.

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