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La Feria de los paseantes

El Real no se llenó ayer pese a ser un día festivo. Los sevillanos prefirieron esperar y guardar fuerzas para el ‘pescaíto’.

el 02 may 2011 / 19:06 h.

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La amenaza de fuertes lluvias hizo que el pistoletazo de salida de la Feria se diera sin farolillos.
La Feria de 2011 pasará a la historia como una de las más atípicas. Ha abandonado abril para celebrarse íntegramente en mayo, un hecho que no ocurría desde 1962. Pero, además, la cena del pescaíto ha caído en un día festivo. Eso sin contar las inclemencias meteorológicas que han hecho que anoche el Real se encendiera sin un farolillo en el cielo; y que el de ayer fue el último alumbrao del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín; pasando por que la campaña electoral comienza este jueves.


Con todas estas peculiaridades, la Feria arrancó ayer con el encendido de su majestuosa y colorida portada y de las 215.000 bombillas desnudas (será hoy, si el tiempo lo permite, cuando se coloquen los farolillos para que luzcan toda la semana). La vuelta a Sevilla en un mundo, así ha sido denominada, fue la última portada encendida por Monteseirín, con la incógnita de quién será el afortunado de darle al botón en 2012.

Antes, en las 1.048 casetas del Real se vivieron las primeras horas oficiales de Feria con la cena del pescaíto. Una tradición llevó ayer a los sevillanos a quedarse en casa y no pisar el albero del Real, pese a ser una jornada festiva. Eso y una crisis que hizo que más de uno optara por dar un paseo, que es gratis y siempre es mejor que quedarse en casa. "Hemos traído a los niños a que se monten en los cacharritos, que luego están más caros", afirma Iván, mientras su pequeño le tira de un brazo pidiéndole otra vuelta. "Uno más y ya está, que está la cosa muy mala", le recuerda el padre. Y eso es lo que debía pensar más de uno, porque la Calle Infierno estaba a rebosar. Pero de mirones con pocas ganas de sacar la cartera. "Está muy flojito, ya ves que poquitos niños hay subidos", decía con pena Mari Carmen. Ella, como muchos feriantes, están pendientes del cielo. "Todo el día mirando el tiempo. Como haya amenaza de lluvia ya no viene nadie, porque los padres no traen a los niños si temen que va a llover", señala.

En el Real, el ambiente durante todo el día fue similar. Los primeros feriantes, deseosos de regar sus gargantas con un trago de manzanilla o el popular rebujito, se mezclaron con los camareros y operarios que preparaban las mesas para el pescaíto. "Son 24 socios y esta noche vienen a cenar 44", explica Ana María mientras pasa la fregona en el 194 de Juan Belmonte. En esta caseta, de una peña de amigos, optaron por no abrir ayer, aunque el domingo sí lo hicieron. "Estuvieron los socios porque fue el día del arroz", indica. Al lado, en la caseta La Pareja, también se afanaban para que todo estuviera impecable: "Niño, vamos colocando las botellas de champán pa que se enfríe", gritaba un camarero a otro que había salido a tirar la basura. Dentro de la casetas la imagen se repetía: mesas engalanadas y camareros abrillantando los vasos. Sólo algunas, principalmente las de partidos políticos y distritos, se llenaron al mediodía.

En las calles poco público y muchos repartidores; mientras que el paseo de caballos era sustituido por un ir y venir de furgonetas y por algún que otro ciclista decidido a conjugar algo de deporte con una visita al Real. Incluso hubo quien hasta se organizó en grupo, en plan pelotón del Tour, aunque algo más dominguero. Ya por la tarde, algunos se animaron con los primeros buñuelos de la Feria. "No nos podemos quejar, porque para no ser Feria han venido gente a tomar el café", reconocía Concepción Ramos, una buñolera que lleva 25 años en el oficio. Ya a esa hora, la Policía Local preparaba los accesos de tráfico ante la avalancha que poco después asomaría al recinto para marcarse las primeras sevillanas de la Feria 2011.

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