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Moderada satisfacción. Ésta es la sensación que ha dejado la XXXV Feria del Libro Antiguo y de Ocasión entre sus organizadores, ya que aunque las ventas han caído un 10% de media, lo cierto es que se temían que este año, debido al recrudecimiento de la crisis, la cosa fuera mucho peor.
La cita comercial arrancó el pasado 23 de noviembre y terminó ayer a las 14.00 horas, por lo que ha durado unos cuatro días menos que en 2011. Ayer al mediodía, el secretario de la Asociación Amigos del Libro Antiguo, José Manuel_Quesada, recogía ya los anaqueles de su puesto, el de la Librería Alejandría, que como el resto de la feria iniciaba el desmontaje para dejar sitio en la Plaza Nueva al tradicional mercado de artesanía.
"Estamos bastante contentos, porque aunque han caído las ventas esperábamos datos más negativos, sobre todo teniendo en cuenta lo mal que han funcionado las ferias de Barcelona y Granada, que preceden a la Sevilla, y que este año han ido bastante mal", explicó Quesada a El Correo.
En total, según sus datos, han pasado entre 220.000 y 240.000 visitantes por las casetas, frente a las 250.000 de la edición anterior. "Entendemos que este evento cultural es uno de los más antiguos de la ciudad y conserva a su público, lo que unido al puente de la Inmaculada y al apoyo de las instituciones ha salvado la cita", dijo.
Sin embargo, de las 21 librerías participantes, no todas compartían esa visión tan optimista. Empezando por las institucionales -Universidad, Diputación y_Ayuntamiento-, donde aseguraban que las ventas han sido "muy flojitas". "Hemos vendido un 20% menos, aunque también es cierto que hemos tenido menos días. Pero la crisis se nota, pasa mucha gente pero sin sacar la mano de los bolsillos", comentaba un vendedor.
Peor le ha ido a la Librería Popular Andaluza, que no ha cubierto los gastos y que ha perdido un 50% de la clientela.
En la Librería Antonio Castro, especializada en Historia de América y primeras ediciones, cifran en un 40% la caída. "Pensábamos que la cosa no podía ir peor que en 2011, pero este año ha sido más flojo", lamentaba su propietario.
La granadina Librería Urbana era menos negativa. "En la feria de Barcelona la cosa fue un desastre, aquí hemos notado la bajada, pero no tanto como esperábamos", señaló Lola, su venderora.
En general, todos coinciden en que pese a la crisis el tipo de público se ha mantenido: mujeres y personas mayores. En general todos han sido más selectivos a la hora de comprar, pese a que los precios se han contenido. Pese a la caída, la mayoría de los libreros aseguran que repetirán en 2013, aunque esperan que para entonces la crisis empiece a sonar a algo ya antiguo.
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