La Feria del Toro recupera su lugar. Todo volvía a estar en el mismo sitio con la brillantez organizativa de siempre. Esta vez, ni los ministros de la OTAN podían modificar el normal desarrollo de una muestra que se había labrado a pulso, con un trabajo bien hecho, un lugar de privilegio en el calendario expositivo de la ciudad.
Todo estaba a punto para una inauguración oficial en la que primó la normalidad y la reanudación de lo que quedó interrumpido en 2006 sobre el relumbrón. Ni siquiera el alcalde, que había anunciado su presencia, acudió hasta Fibes para oficializar el reestreno de una muestra que tiene que luchar cada año contra muchos molinos de viento para poder abrir sus puertas.
Los invitados y visitantes iban accediendo a la Feria a través de la cúpula central, ambientada como una plaza de toros virtual en la que no faltaban los sones de la banda de música del maestro Tejera. La sensación de continuación, de vuelta a casa, primaba entre los presentes, que pudieron comprobar que la cuidada arquitectura efímera había vuelto a convertir el pabellón 3 de Fibes en una singular y coqueta plaza de toros.
La inauguración, pues, se redujo a un ajustado y preciso discurso de Luis Guillermo López Olea, ganadero y comisario de la Feria, que desde el centro del ruedo expresó la "ilusión de reactivar algo que se ha convertido en pieza importante del mundo de la tauromaquia".
López Olea denunció todas las dificultades a las que se enfrentan hoy los ganaderos de bravo como la "proliferación de reglamentos que hacen cada día más compleja la organización de la fiesta", y anunció que "veremos una feria renovada, más abierta que nunca a los que quieran acercarse sin prejuicios al mundo del toro". De la misma forma, el criador y comisario señaló que "es importante abrir el mundo del toro a las generaciones más jóvenes".
López Olea también se felicitó por la reciente creación de la llamada Mesa del Toro, que aglutina a 15 colectivos relacionados por la fiesta, a la que calificó como "un embrión de organización conjunta". No hubo réplica de las autoridades ni los políticos; tampoco declaraciones solemnes para abrir oficialmente el evento. Todo estaba a punto y sin más, comenzaba la X Feria Mundial del Toro. Volvía la normalidad.
resumen. Lo que no podía sorprender demasiado, al menos en su arquitectura dramática, era el espectáculo de Salvador Távora. El montaje escénico recogía los números más significativos de los espectáculos celebrados en 1998, 2002, 2003, 2004 y 2006 bajo el título genérico de Diez Años de Emociones Taurinas. Ése fue el acto central de una inauguración presenciada, entre otras autoridades, por la teniente de alcalde y delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto Castro; los consejeros Isaías Pérez Saldaña y Evangelina Naranjo y el delegado del gobierno andaluz en la provincia de Sevilla, Demetrio Pérez.
De la vida social de la ciudad se pudo ver al presidente de la Fundación Caja Rural del Sur, José Luis García Palacios; a los ganaderos Carlos Núñez, Ricardo Gallardo o Javier Molina y a numerosos representantes de los estamentos taurinos de la ciudad. La Feria Mundial del Toro vuelve a estar en marcha. Ahora sólo queda disfrutarla.
