Sin la primavera no existiría el amor, pero sin el otoño no existirían sus razones. Y menos en esta ciudad, que sólo adquiere la tristeza necesaria para escribir cartas cuando los árboles se ponen pardos. Fíjese en los del Parque de María Luisa y diga si hay color más adecuado, crepúsculos más inmensos, ecos más decimonónicos y aires más becquerianos que los suyos para celebrarle este fin de semana al otoño su fiesta de bienvenida. Tiene toda la razón: no los hay. Hoy es el último día para apuntarse a las actividades que se desarrollarán allí este domingo con ese motivo. Podrá hacerlo hasta mediodía. Aunque no tema si se queda fuera, porque todo el mundo, de un modo u otro, está invitado a participar en el acontecimiento, que se llama La Caída de la Hoja.
No es ninguna alusión velada al futuro del papel impreso, que está por ver, sino pura mentalidad poética, que es lo que le falta al mundo (entre otras cosas). Y esa vocación literaria se manifiesta en una hermosa visita guiada, un festival de música clásica al aire libre, un taller medioambiental y, sobre todo, por encima de los detalles, disfrutar de la consciencia de encontrarse uno en ese Parque con mayúscula.
Quienes deseen sumarse al recorrido guiado por los rincones más formidables del recinto, sepan que, además de inscribirse cuanto antes (hágalo en la web www.parquedemarialuisa.es y espere un email de confirmación), la parada principal de semejante ruta será la Plaza de España recién restaurada. La comitiva partirá el domingo a las 11 de la Glorieta de San Diego y continuará por la Glorieta de Bécquer, la de María Luisa, la citada maravilla de Aníbal González, el Islote de los Patos, la Fuente de los Leones, la Glorieta de los Hermanos Álvarez Quintero y, finalmente, la Plaza de América. A las 11.30, taller dedicado a conocer la vegetación, con un recorrido que parte de la Plaza de América (también hay que inscribirse). Y justo a mediodía, en la Avenida Rodríguez Caso (Estanque de los Lotos), el festival de música clásica con el quinteto de metales Mediterráneo, el cuarteto de cuerda Harmónico y el de saxofones Ariadna, con piezas que van desde la Serenata Nocturna de Mozart hasta los Beatles, pasando por la banda sonora de La vida es bella y hasta el Buster Keaton Blues. Feliz otoño.
