-Cinco años después disfruta de otra final de Copa Davis. Es de suponer que esta de Barcelona le traerá muchos recuerdos de aquella de Sevilla en 2004.
-Sin duda, pero no sólo a propósito de esta final, vivo con el permanente recuerdo de la que celebramos en La Cartuja. Cómo no. Yo creo que es de esos eventos que nos colocó a los sevillanos y a los andaluces en un posicionamiento distinto, fue un subidón de autoestima, una final realmente emotiva porque Sevilla es mi tierra y eso lo hizo todo muy especial.
-No sé si vincula a algún hecho concreto aquel acontecimiento de hace 5 años.
-Primero de todo, tengo presente lo que supuso para todos nosotros, fue como una explosión inolvidable, porque fue una conquista inesperada, y luego el ambiente. Pero además, casi todas las imágenes que me vienen tienen que ver con Carlos Moyá, porque tengo una buena amistad con él y fue el jugador decisivo en el partido contra Roddick. Es un tipo y un jugador genial y me alegro mucho que intente de nuevo regresar y poner su talento en las pistas. Sé que está en Sudamérica comprobando en qué nivel se encuentra tras la operación.
-En 2004 ni soñaría con estar cinco años después como presidente de la Federación Española en una nueva final en casa.
-No podía tener esa convicción. Estaba completando el primer mandado en la Federación Andaluza y la hipótesis era remota. Pero insospechadamente ahora estamos aquí y el sentimiento que tengo es de orgullo como andaluz y espero que esta primera vez que me ha tocado a mí sirva de revulsivo, porque hemos demostrado que se puede.
-Se dispone a ser el primer andaluz y el primer sevillano en ganar la Copa Davis...
-Eso, si ocurre, será el domingo. Delante tenemos una eliminatoria muy dura, engañosa, muy reñida. Tanta euforia da un poco de miedo porque por eso perdió el año pasado Argentina ante España. Lo tenían todo a favor y se dieron por ganadores antes de jugar los partidos. Y pasó lo que pasó. Creo que la euforia desmedida nos abocaría al fracaso. Hay que ser prudentes.
-¿Está viviendo con nervios estas horas previas?
-Creo que el capitán Albert Costa y yo somos los que más nervios podemos tener. Los jugadores, lógicamente, tienen la tensión de la responsabilidad. Tengo una buena relación con Costa, hablamos mucho, es mi interlocutor con los jugadores y me transmite buenas sensaciones, pero las eliminatorias siempre son complicadas. El otro día estuve cenando con el equipo, mi relación con ellos es extraordinaria, como su implicación y compromiso.
-¿Qué le enseñó la final de Sevilla que está aplicando ahora?
-Desde el punto de vista organizativo entonces estuve en primera fila porque la Federación Andaluza fue la que llevó las riendas, la que ideó el tema de la cubierta, desde el principio fue muy emocionante. Lo que sí aprendí es que todo acabó muy rápido, casi ni me di cuenta, fue un suspiro y ahora quiero vivirla a conciencia.
-Cumple nueve meses al frente de la Española. Poco tiempo aún, pero ¿de qué está más orgulloso?
-Hemos sido capaces de arbitrar mecanismos para normalizar muchos capítulos que estaban abiertos. Los jugadores de Copa Davis no tenían contrato, ni siquiera el capitán, ya los tienen, buscando las mejores condiciones deportivas para ganar. No ha sido tan mediático, pero se ha solucionado el conflicto de las promesas Boluda y Martí; se ha creado un plan director para el tenis femenino, hay en marcha un plan de expansión, hemos logrado una sede fija en Barcelona fantástica (el emblemático edificio de la Font del Gat, en la montaña de Montjuic), porque hasta ahora estábamos de alquiler en un piso.
-¿Y en esos nuevos proyectos en marcha ha contado con Andalucía?
-Efectivamente, estamos ultimando un convenio con la Universidad Pablo de Olavide para la creación del Observatorio del Tenis Español, un proyecto pionero que analizará nuestro deporte desde un punto de vista científico, riguroso, aportará publicaciones, estudios, investigación. Siempre me ha parecido muy necesario. Luego tenemos el convenio para la creación de una gran instalación con el Ayuntamiento de Dos Hermanas, dentro de un concepto de ciudad ecosaludable. No es un canto al aire, es un proyecto real con bases firmes, con la implicación de la Junta de Andalucía, un gran centro que nos permitirá un gran impulso para nuestro deporte. Tampoco parecía creíble cuando se planteó construir una residencia para jugadores en Sevilla y ya la tenemos en el Blas Infante.
-Entonces, ¿hay voluntad política de aprovechar que un andaluz preside la Española para potenciar su deporte?
-El apoyo de la Junta de Andalucía es absoluto, con el consejero Luciano Alonso hay complicidad para establecer sinergias y el compromiso es tangible en muchas cuestiones, como con la apuesta por comprar los derechos del torneo WTA de Marbella. También se trabaja en ese sentido en tener en Sevilla un torneo ATP. Me gustaría esa misma disposición con el Ayuntamiento de Sevilla. Es mi ciudad y me gustaría que hubiese ambición por volver a articular recursos para grandes eventos como la final de la Davis de 2004. Jamás olvido mis orígenes, y quiero lo mejor para mi ciudad. No hay otro interés.
-¿Ha podido solventar todos los compromisos de entradas? Le habrán salido muchos amigos estos días.
-He tratado de estar a la altura del cariño que siempre he recibido, aunque seguro que no ha sido posible atender a todos como merecen. Esta final va por toda la gente que me apoyó en los malos momentos, y que se alegran de verme aquí. Sólo puedo tener palabras de agradecimiento. Sevilla y Andalucía se harán notar en el Sant Jordi, de eso no hay ninguna duda.
