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La flexibidad de Rajoy

El Gobierno ve encauzado el déficit, habla ya de “segunda etapa” y rebaja la expectativa de pacto.

el 10 jun 2013 / 09:47 h.

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Está equivocado quien piense que de la reunión pendiente entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba surgirá el embrión de un cambio de rumbo económico, por más que el presidente del Gobierno confirmara el martes en el Senado que en esa cita se hablará de Europa (en esa materia habrá pacto sin duda) y de todo aquello que proponga el líder socialista. Es sabido que el jefe del PSOE llevará su proyecto económico bajo el brazo y que desea --como la mayoría de dirigentes de la oposición-- un giro. Pues no lo habrá. Fuentes del Ejecutivo apuntan que la oposición “tiene razón” cuando argumenta que otras políticas son posibles, aunque aplicarlas supondría, según el entorno de Rajoy, “salir del euro y retroceder 20 años”. “No nos engañemos: a un Gobierno con mayoría absoluta se le deja solo ante el peligro. No se le ayuda. Eso es de manual”, señalan las mismas fuentes, agregando que lo que sí ven realista es un acercamiento en materia de pensiones o de la reforma de la Administración, dos polémicos asuntos que el Ejecutivo pretende abordar de inmediato y dejar listos antes de que termine el año, con el objetivo de evitar nuevas presiones europeas. Pero el gran objetivo gubernamental para los próximos meses, una vez que consideran encauzada la reducción de déficit público, es buscar un rápido aumento de productividad por la vía de los precios. “Flexibilidad” será la palabra más repetida por los ministros durante el segundo semestre del 2013. EL CAMBIO “CULTURAL” “Es una segunda fase de nuestro plan económico para poder mantener a España en el euro”, indican las fuentes citadas. Hasta el momento, añaden, el Ejecutivo ha estado volcado en menguar el déficit, en “ganar credibilidad” y negociar con Europa más margen y más tiempo para alcanzar el objetivo del 3% que ha impuesto la Unión Europea. “La situación de la que partíamos era inviable. Hemos necesitado la ley de estabilidad, muchos recortes (sí, en privado usan sin disimulos la palabra tabú) y algunas reformas”, alegan. Sostienen también que algo se ha logrado en flexibilidad aunque gracias al “sistema demencial e injusto” del despido masivo. Podría deducirse de esto que el Gobierno hace autocrítica de los resultados de su reforma laboral, pero nada más lejos de la realidad: en la Moncloa se muestran satisfechos con la mejora del coste unitario logrado en el 2012 por la vía de la flexibilidad laboral y dan por cierto que se está produciendo “un cambio cultural” que será clave para el país. “La gente ha asumido que hay etapas en las que si no quiere perder su trabajo tendrá que bajarse el salario”, aseveran las mismas fuentes. A ese “cambio cultural” hay que sumar que el Ejecutivo pretende introducir a través de la futura ley de emprendedores una asignatura, para todos los niveles educativos, en la que los alumnos aprendan a crear empresas y a ver las supuestas ventajas que tiene emprender. En el día a día, en el Gobierno se asume que seguirán cayendo los sueldos, pero se matiza que para evitar un colapso en el consumo interno toca ahora procurar que la inflación no supere el 1% en los próximos años. “Hay que hacer un verdadero esfuerzo por controlar la espiral de precios para que no sigan subiendo mientras caen los salarios o tendremos un problema”, insisten. En este plan tiene un papel fundamental la nueva ley de desindexación en la que trabaja el equipo económico del Gabinete y que, como se adelanta en el plan de reformas remitido a Bruselas, pretende terminar con la subida automática de precios y servicios ligados al Índice de Precios al Consumo (IPC).

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