Alrededor de 38.000 alumnos andaluces se examinan hoy del primer examen de selectividad, y siete de cada diez no sabe todavía qué carrera estudiará en la Universidad, según un reciente estudio. Por ahora no importa. Los primeros exámenes forman parte de la fase general, que es obligatoria y común a todos los estudiantes, independientemente de donde vengan -Bachillerato o FP- y a dónde vayan (qué estudios cursarán). Pero es importante que ya lo tengan claro a final de semana, cuando se enfrenten a la fase específica, porque esta prueba es voluntaria y la componen hasta cuatro exámenes de cuatro asignaturas que el estudiante elige en función de la carrera que quiere estudiar. Cada licenciatura (grado) tiene unos índices de ponderación que alteran la nota de corte. Algunas asignaturas voluntarias puntúan más que otras para acceder a Medicina o a Biotecnología.
La fase específica es para subir la nota de corte. Hasta este año sólo tenían que hacerla los estudiantes que provenían de Bachillerato. A los de FP se la perdonaban, porque el Ministerio de Educación entendió que como los técnicos ya habían cursado el Bachillerato antes de hacer y terminar sus estudios de grado superior de FP, podían entrar en la Universidad simplemente con la media de su ciclo formativo.
Esa decisión hizo que el año pasado muchos alumnos de FP desbancaran a los bachilleres en algunas carreras, sobre todo del área sanitaria: Podología, Enfermería, Fisioterapia... Se decía que los estudiantes de FP competían con una nota inflada, que habían logrado a lo largo de un curso en el que contaban con el apoyo y la complicidad de sus profesores. Mientras que el bachiller salía del instituto con su nota media, y ésta caía en picado en la selectividad, un examen donde se lo jugaba todo.
Una oleada de protestas, sobre todo de los rectores de las 10 universidades andaluzas, hizo que se modificara el sistema de acceso del año pasado, obligando a la FP a examinarse de la fase específica si quería competir en igualdad de condiciones con los de Bachillerato. Con la selectividad común se aspira a una nota máxima de 10 puntos. Si además realizan la fase específica, el techo de puntuación es 14.
Algunas universidades andaluzas preveían que este cambio disuadiría a muchos alumnos de FP, pero no ha sido así. Hay 4.370 alumnos que se van a presentar exclusivamente a la fase específica para subir nota, y más de la mitad provienen de FP (2.309). La otra mitad son bachilleres que ya hicieron en su día la selectividad y vuelven a intentarlo para entrar, esta vez, en una carrera en la que no lograron plaza en el pasado. La competitividad no ha decrecido pese a que el sistema ahora es más complejo y exigente para los de FP. Además se concentra, previsiblemente, en las carreras (grados) más demandadas, en su mayoría de la rama sanitaria, a juzgar por las materias más demandadas para la fase voluntaria (Matemáticas II, Química, Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales, Biología, Economía de la Empresa...).
El resultado será desigual por provincias. Aquellas donde más ciclos de FP hay en los institutos aportarán más técnicos a sus facultades que el resto.
