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La fractura del PSOE se precipita

El Comité Provincial ha marcado un punto de inflexión en el PSOE. La cita, inicialmente de carácter técnico, se transformó en un duro enfrentamiento que ha reabierto viejas heridas y ha inaugurado nuevos frentes. Las diferencias son ya irreconciliables, como admite incluso la ejecutiva regional. Foto: José Manuel Cabello.

el 15 sep 2009 / 04:22 h.

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El Comité Provincial ha marcado un punto de inflexión en el PSOE. La cita, inicialmente de carácter técnico, se transformó en un duro enfrentamiento que ha reabierto viejas heridas y ha inaugurado nuevos frentes. Las diferencias son ya irreconciliables, como admite incluso la ejecutiva regional.

El PSOE se adentró el lunes en una crisis que se prolongará al menos hasta el mes de julio. El sector crítico dio los primeros pasos con el envite del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, al secretario general, José Antonio Viera. Pero fue éste quien precipitó los acontecimientos en el Comité provincial. Antes de la reunión eran varias las voces próximas a la ejecutiva que lanzaban una advertencia: no hay prevista ninguna intervención en el orden del día, pero si se produce una, habrá más de veinte. Y así fue. Hubo 36, repartidas entre los dos bandos de forma que ambos celebraron después su victoria.

Todos iban preparados, pero era Viera quien tenía el mando. Él tomó la decisión de modificar el orden del día -para sorpresa de muchos de los asistentes- e introducir una declaración de contenido político cargada de reproches y de guiños a algunos alcaldes de la provincia -de hecho planteó como su principal objetivo reformar la financiación local-. Su agresividad, sus críticas a Monteseirín y sus referencias a los últimos comicios electorales provocaron un hondo malestar en el sector crítico. Muchos recordaron el papel que jugó el secretario general en aquellos comicios. No sólo por forzar su inclusión como número dos y luego abandonar el Ayuntamiento, sino también por el escaso apoyo que, según algunas agrupaciones locales, les prestó la ejecutiva entonces. Viera incluso arremetió contra el pacto con IU que él firmó.

Pero aunque el primer paso lo debía dar Viera, los críticos no estaban desprevenidos. La escenificación de la entrada conjunta de los máximos representantes de la corriente -la mayor parte de ellos intervinieron luego con duras críticas a Viera- y el entramado de declaraciones con el que prepararon la cita son prueba de ello. Su estrategia está pensada -aunque ya surgen dudas de los efectos que pueda tener para el alcalde situarse en primera línea-. Y el papel de su posible candidato, Demetrio Pérez, aún no ha comenzado. El lunes guardó silencio. Se parapetó tras sus compañeros. Dejó que la guerra fuera entre Viera y Monteseirín.

Algunos de los que han protagonizado enfrentamientos internos en el PSOE lamentaron el nivel que había alcanzado la fractura. Otros dirigentes y militantes, menos implicados en la confrontación, mostraban su preocupación por los hechos: lo que estaba llamado a ser un comité de trámite, se había convertido en un precipitado congreso. A las once de la noche, tras cinco horas de reunión en un escenario abarrotado, la fractura era insalvable, como admitieron a Europa Press fuentes de la ejecutiva regional. Lejos de defender la candidatura de consenso promovida por el presidente de la Junta, Manuel Chaves, la dirección se prepara para una batalla encarnizada en la que, además, una consejera, Evangelina Naranjo, tiene un papel destacado -que ayer defendió el portavoz del ejecutivo, Enrique Cervera-.

Pero la dirección del PSOE-A no intervendrá en el proceso como sí hizo en 2004. Entonces la batalla no era provincial. Era de carácter regional. Fue un pulso de José Caballos contra Chaves.

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