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La fresquita de los frescos

El pintor Luis Gordillo refrescaba ayer en El País una vieja expresión sevillana pero en su lejanía madrileña le traicionaba la memoria: contaba que aquí en verano se salía "por la fresquita" cuando en realidad se decía "con la fresquita".

el 15 sep 2009 / 09:11 h.

El pintor Luis Gordillo refrescaba ayer en El País una vieja expresión sevillana pero en su lejanía madrileña le traicionaba la memoria: contaba que aquí en verano se salía "por la fresquita" cuando en realidad se decía "con la fresquita".

Feminizamos el fresco para disminuirlo igual que hacemos con el calor para aumentarlo, la calor, sin saber por qué, como esa fiesta de la Virgen de las Nieves que se celebra mañana, a cuarentaytantos grados a la sombra. La Virgen de las Nieves es la misma que Santa María la Blanca, la de la iglesia mudéjar por fuera y barroca por dentro de la Puerta de la Carne con cuyos cuadros de Murillo arrampló el Mariscal Soult.

Eran parte de la Segunda Roma que quiso ser Sevilla en el XVII, otra calentura de agosto; pretendían hermanarla nada menos que con la basílica de Santa María la Mayor, iglesia española por excelencia en la urbe. También las padecería Soult cuando se los llevó con destino al Museo Napoleón que nunca existió pero ni supieron de ellas (fueron unos frescos) quienes en Madrid no devolvieron los cuadros robados a su sitio al retornar a España tras la derrota de Bonaparte: están en el Museo del Prado.

Aunque allí se ven todos los días, algo que dudosamente podríamos hacer aquí. La iglesia no la abren ni con la fresquita; un tema para el orden del día de la flamante Comisión Municipal de Patrimonio cuando pase la calor.

Antonio Zoido es escritor e historiador.

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