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La fuga de los presos cuestiona la seguridad de la cárcel de Sevilla

Instituciones Penitenciarias trata de determinar cómo un preso cordobés pendiente de juicio por homicidio y otro marroquí con varios robos a sus espaldas se fugaron la pasada madrugada sin que saltaran las alarmas

el 04 feb 2010 / 13:09 h.

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La fuga de dos presos de la cárcel de Sevilla -uno de ellos pendiente de juicio por matar a un hombre de un tiro en la cabeza cuando también estaba huido de la Justicia-, ha puesto en jaque a la prisión sevillana. Instituciones Penitenciarias, que ayer calificó sin paliativos el hecho de "muy grave", envió de inmediato a sus máximos responsables de Seguridad, que ayer por la mañana ya estaban en Sevilla para aclarar cómo pudieron salir "sin que ningún elemento de seguridad, ni mecánico ni humano, lo detectara" y para "depurar responsabilidades" por los fallos que haya habido. Para empezar, se ha ordenado reforzar todas las medidas de vigilancia de la prisión.

Uno de los fugados es Rafael Hidalgo, El Rafi, cordobés de 29 años al que se le imputan 25 delitos, entre ellos la muerte en noviembre de 2008 de un vecino de su pueblo al que disparó en la cabeza. Cuando mató a José Reyes en Bujalance (Córdoba) estaba en busca y captura porque hacía más de dos años que había huido de prisión durante un permiso penitenciario del que no regresó. En el municipio la preocupación por él era tal que su alcalde había llegado a pedir públicamente su detención, pero El Rafi se escurría cada vez que las Fuerzas de Seguridad iban a por él. Llegó a la cárcel de Sevilla hace menos de tres meses, cumplía siete años y medio por varios robos con fuerza y ya se había señalado como conflictivo. Hace sólo 20 días, el fiscal pidió para él otros dos años de cárcel por dar a un hombre una brutal paliza "consistente en golpes, patadas y puñetazos por todo el cuerpo" en otro municipio cordobés, El Carpio, en 2007.

El otro preso es un marroquí de 22 años que cumplía tres años y medio por varios robos, algunos con violencia, y que estaba en Sevilla desde octubre, aguardando el juicio por otro robo.

Los reclusos compartían celda y se fugaron a una hora aún sin precisar entre las nueve de la noche del miércoles y las ocho de la mañana de ayer, cuando se detectó su ausencia en el recuento. Estaban en el área de preventivos porque estar aguardando juicio prevalece sobre el tener condenas ya dictadas. En esa situación no se pueden tener beneficios penitenciarios, como por ejemplo permisos de salida.

Instituciones Penitenciarias trata ahora de reconstruir qué recorrido hicieron para aclarar dónde estuvo "el fallo que evidentemente ha habido, porque se han fugado". La Guardia Civil ha abierto otras pesquisas paralelas, ya que es responsable de la seguridad exterior del recinto.

Las primeras hipótesis apuntan a que los presos salieron del pabellón por un diminuto agujero de unos 20 por 25 centímetros que hicieron sacando unos ladrillos. Según un comunicado del sindicato Acaip, lo consiguieron porque hacía poco hubo obras y los ladrillos estaban sueltos. Se indaga ahora cómo llegaron a una terraza desde la que saltaron el muro perimetral sin que sonaran las alarmas. Acaip lo atribuyó a que "al parecer se encontraban apagadas o simplemente no funcionan". El sindicato añadió que las rondas nocturnas de los funcionarios se vieron entorpecidas por "el ruido ensordecedor de la lluvia sobre el tejado de chapa del módulo", que impedía oír nada.

Las medidas de seguridad de la prisión, confirmó Instituciones Penitenciarias, van desde esas rondas de vigilancia hasta las cámaras de seguridad interiores y exteriores y la malla electrificada de los muros. Habrá que aclarar por qué no funcionaron para "depurar responsabilidades".

La última fuga de la cárcel de Sevilla fue en junio de 2001. Un miembro de la banda juvenil de El Demonio, también preso preventivo, huyó tras forzar unos barrotes y fue visto por un guardia civil, pero no pudo alcanzarlo. Lo detuvieron en agosto. Interior confía en que estos dos prófugos también sean arrestados pronto: les será difícil desenvolverse en la calle al no tener dinero ni documentación. La fuga, además, puede acarrearles de seis a 12 meses de condena adicional.


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