La XXIV Gala de los Goya será recordada no sólo por ser la primera que TVE emitió sin publicidad o por haberse convertido en la más vista de la historia -con un 26,4% de cuota de pantalla y 4,6 millones de espectadores-.
La magnífica labor de Andreu Buenafuente y la sorprendente aparición de Pedro Almodóvar, propia de un final cinematográfico, justifican que la ceremonia fuera seguida casi por un millón más de televidentes que la de 2005, la segunda más vista.
Pero si hubo algo que diferenció esta gala de otras anteriores fue el presentador, que tuvo guiños para los protagonistas de la noche, los actores y directores, pero también para ex presentadores de los Goya, como Carmen Machi o Rosa María Sardá, con quien interpretó un divertido roce justo antes de presentar a Almodóvar.
Andreu Buenafuente aportó su frescura y su saber hacer televisión y, sobre un escenario semicircular, el showman derrochó humor, bromeando hasta el final de la gala cuando, mientras hablaba de repetir como presentador en 2011, recibió un falso disparo desde el patio de butacas, lo que lamentó diciendo "¡vaya gremio!".
Otro de los aciertos de la retransmisión fue la de incorporar a un narrador que suplió las pausas publicitarias y los espacios en blanco de la ceremonia con resúmenes de lo que iba aconteciendo.
La noche comenzó con un vídeo en el que Buenafuente narraba las pesadillas que había tenido días antes de los premios. Comiendo palomitas, el showman también se movió entre el público, dirigiéndose incluso a la ministra de Cultura.
Efectos especiales, con cascadas de agua que mojaron al presentador o que le hicieron interactuar con el dibujo animado Pocoyó, se entremezclaron con escenas en las que Buenafuente buscó colaboradores como Santiago Segura, Rosa María Sardá o el actor argentino Eduardo Blanco, con el que protagonizó un divertido diálogo a la argentina.
El minuto de oro se registró a las 22.37 horas con 5,8 millones de seguidores y una cuota del 28,4%. Fue cuando Buenafuente se bajó con una cámara al patio de butacas y se puso a conversar con Paz Vega.
No obstante, el momento de mayor aceptación fue a las 24.40 horas con un 34% de audiencia media y 3,8 millones de espectadores. A esa hora, Almodóvar entregaba el premio a la Mejor película.
