Cultura

«La gente empieza a confesar que el cine español es bueno y que le interesa»

El director de cine Alberto Rodríguez estrenó el viernes su última película, 'La Isla Mínima', una película nacida de un «flechazo con la marisma» que le sirve para reflexionar sobre la España de la Transición y la actual.

el 28 sep 2014 / 16:00 h.

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No se ha traído la Concha de Oro de San Sebastián («este año la cosa estaba complicada, el nivel era muy alto»), pero sí la satisfacción de los premios de la crítica y las Conchas de Plata al mejor actor para Javier Gutiérrez por su poli malo y a la mejor fotografía de Álex Catalán. Ahora confía en que La Isla Mínima («con mayúsculas, que es un nombre propio») dé guerra en la taquilla. Sevilla 25/09/2014 La Isla Minima. Alberto RodriguezFOTO: Pepo HerreraSorprende cómo refleja la marisma, que parece que está viva y que es un personaje más. Lo es, lo es. No es que sea el personaje más importante pero, como en toda buena historia negra, el marco en el que se desarrolla es muy importante, la atmósfera que la envuelve. En este caso la idea nace de una exposición hace unos años de Atín Aya, un fotógrafo sevillano, que hizo una serie sobre las marismas del Guadalquivir. Curiosamente fui con el director de fotografía de esta película, con Álex Catalán, y salimos completamente emocionados de lo que habíamos visto, hasta nos compramos el catálogo… Fue como un flechazo entre nosotros y la marisma, y ya estaba claro que fuera lo que fuese había que contar con esa atmósfera y con ese espacio. Pues la atmósfera que ha conseguido es agobiante. Sí, el ambiente es duro, pero por otra parte quiero decir que es un sitio maravilloso, hermosísimo. El sitio es increíble y está lleno de vida, lo que pasa es que no está hecha para hacer una película, porque realmente éramos nosotros los marcianos en todo aquello. Es un sitio muy duro porque las condiciones de vida allí lo fueron durante mucho tiempo, lo que precisamente fotografiaba Atín era el fin de esa época: las últimas islas, los últimos vestigios de profesiones, lugares… Por eso me parecieron desde el primer momento tan atractivas sus fotos, porque contenían el fin de una forma de vida. Aunque el marco general ha cambiado, hay situaciones que siguen ahí: los problemas con los jornaleros en el campo, la droga por el río, los últimos pescadores… Bueno, a nosotros nos pasó que ya teníamos el marco, el espacio, que eran las marismas, que era esa gente, que era ese fin de vida… Escribimos un primer argumento en 2005 después de 7 vírgenes y no nos convenció, lo guardamos en un cajón, y en 2012 un amigo nos dijo que había visto unos documentales a los que teníamos que echarles un vistazo, que son Atado y bien atado y No se os puede dejar solos, dos documentales sobre la Transición editados en 1981, con lo que no había perspectiva histórica, no había un relato oficial, no había nada, y daban como una versión distinta de la Transición. Y por otra parte había problemas en el año 80 que en el momento en el que vimos los documentales, que fue en 2012, estaban otra vez ahí: una crisis económica galopante, gente que se marchaba, problemas de huelgas y movimientos sociales, incluso el debate sobre la territorialidad… ¿Qué España le da más miedo, la que ha retratado o la de ahora con tanta crisis y tanto recorte? La que he retratado, como es pasado, no se va a repetir. A mí los retrocesos que se han producido en estos últimos años me aterran, tengo dos hijos y me gustaría que este país fuese hacia otro sitio. Pero en cuanto a la película, teniendo en cuenta que el año 80 fue clave y súper tenso, lo que intentamos fue construir dos niveles: por arriba la trama de una investigación criminal, y por debajo esa tensión soterrada que añade un plus a la otra historia, que es la propia tensión acumulada que había en el año 80. Por cierto, no fantasearía con fichar a Sánchez Gordillo o a Diego Cañamero para las escenas de las protestas de los jornaleros, ¿no? Hubiera sido estupendo, los conozco un poquito nada más, de una vez. Ellos lucharon mucho, y siguen haciéndolo, para la reforma agraria se vuelva a poner en marcha por sus pueblos. Me parecen un ejemplo. De La Isla Mínima se dice que parece una película norteamericana, ¿eso es bueno o malo? Es una película netamente española, pero el género negro es verdad que los americanos lo hacen muy bien, pero también los franceses e incluso en España se ha hecho muy bien puntualmente. Sé a lo que se refiere la gente, pero lo que creo que sí está claro es que la gente quiere ver cine español. Tenemos que intentar ir derrumbando sobre todo ese mito de que la gente no quiere ver cine español y de que el cine español es malo. Esa especie de idea estaba flotando en el ambiente y no tiene base, eso está más que demostrado, era una mentira que se ha repetido tantas veces que terminó calando en la gente. ¿A esto ayuda que el cine español se haya abierto a más géneros? Llevamos tiempo haciéndolo, al terror, al fantástico, al cine negro… Ahora a lo mejor lo que está empezando a confesar la gente es que es bueno y que le interesa el cine español, por fin se le está empezando a dar una vuelta a ese tópico que es una mentira. Ojalá sea así y vayamos a una época en la que reconozcamos nuestro cine, queramos ver nuestras películas y admitamos que merece la pena. Hablando de géneros, ¿para cuándo una de ciencia ficción? Me encantaría, estoy abierto, aunque ahora estoy con el proyecto de la película del espía Francisco Paesa.

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