Cofradías

La gran coronación del pueblo

La calle Orfila arropa con aplausos a la Virgen de Regla antes de viajar al Via Crucis de Madrid

el 20 abr 2011 / 21:34 h.

La Virgen de la Regla sale de la capilla de San Andrés en la calle Orfila ayer por la noche.
Ni un alfiler cabía en la calle Orfila. A duras penas los más reza- gados que se intentaban colar en la bulla por la calle José Gestoso pudieron ver, ni siquiera de lejos, las hojas del olivo que se sacudían en el dintel de la puerta de la capilla de San Andrés. Era una marea de gente que no se quería perder a la Virgen de Regla, recién coronada y con los billetes ya comprados para viajar a Madrid, donde representará a la capital en el Via Crucis que se celebrará, con el Papa presente, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

Con la calma que daban las previsiones meteorológicas, que alejaban la lluvia de Sevilla, los hermanos de Los Panaderos no tuvieron reparos en ser pacientes y esperar, con comitiva incluida, a que pasara Madre Dios de la Palma del Cristo de Burgos. Posteriormente, con cierta parsimonia, abrieron las puertas de su capilla para que lucieran las primeras hileras de túnicas negras con capas moradas, con los cirios bien encendidos para iluminar el camino por la calle Javier Lasso de la Vega rumbo a la santa iglesia Catedral. Esas luces guiaron el camino del misterio del Prendimiento, ese gran barco que empequeñece la puerta, todavía más si cabe, cuando empezó su caminar dentro de la capilla tras el golpe de llamador de Fran Rivera. Su salida tuvo un recuerdo especial, de los que hacen de esta Semana Santa un sentimiento de hermandad: la voz de Juan Manuel Martín dedicó la levantá a Pepe El Gubia, el que fuera discípulo de Antonio Castillo Lastrucci, el autor del magno misterio de mitad del siglo XX, y que tantas horas dedicó a esta cofradía. Con ese recuerdo en el pecho, los costaleros lograron superar el dintel de la puerta, aunque para ello tuvieran que dejar por el camino parte de las hojas de ese gigantesco olivo.
Los murmullos y la inquietud de la salida se tornaron rápidamente en aplausos. Poco después, una lluvia de flashes se fue apoderando de este barco, que acompasó su ritmo al que marcaba el cortejo musical de la banda de Las Cigarreras para dirigirse a la plaza de San Andrés.

Con el Prendimiento ya a lo lejos, sólo tocaba ser pacientes y esperar a la Virgen de Regla, mencionada hasta la saciedad en estos últimos meses, bien por su coronación del pasado septiembre o bien por su próxima participación en el Via Crucis de Madrid. Pero eso era sólo a los ojos del visitante y para los debates cofrades, ya que la cuadrilla de costaleros guiada por José García Monje pensaba únicamente en deleitar con una salida acompasada y tranquila.

Con su salida, llegó la calma y, cómo no, la marcha Virgen de Regla coronada, interpretada por la banda de Música de Santa Ana de Dos Hermanas. No había nubarrones que eclipsaran su camino y eso hizo que hasta se deleitara. Llegó a Campana y aprovechó su condición de última hermandad del Miércoles en hacer la estación. Los nazarenos casi ni andaban y se dedicaban a mantener esa tradición tan arraigada de repartir picos. Y con la noche cerrada, emprendió un regreso tranquilo de vuelta a casa.

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