La guerra del agua estalló con un malestar creciente en Cataluña en torno a la negativa del Gobierno central de aprobar el trasvase provisional del Segre a Barcelona para paliar la sequía.
El PSC recordó al Gobierno es de "toda España" y que debe dar solución a la "emergencia" que significa que "cinco millones de españoles de Barcelona se queden sin agua en los próximos meses".
En la misma línea, la ejecutiva de ERC requirió que se negocie un Pacto Nacional del Agua en Cataluña para consensuar las medidas para afrontar la sequía y a la vez que pidió alternativas a la captación de agua del Segre, una medida que "sólo se debe adoptar si no hay otra salida posible". Por ello, vió bien la construcción de plantas desaladoras, el aumen- to de los planes de saneamiento de aguas, la modernización de riegos y la reutilización de agua.
El debate en torno al trasvase puntual del Segre llevó incluso al enfrentamiento entre dirigentes regionales del mismo partido. El secretario general de ICV, Jordi Guillot, tildó de "poco responsable" la postura del Gobierno, por lo que le pidió "responsabilidad" a la situación "excepcional" de Cataluña. En cambio, IU de Aragón, se mostró "absolutamente contraria a cualquier posibilidad de trasvase".
Mientras tanto, la ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona, reiteró ayer, al consejero de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, Francesc Baltasar, el rechazo del Gobierno a un trasvase desde el río Segre y pidió al Ejecutivo catalán que estudie otras alternativas.
