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La guerra del gasóleo

Un día u otro tenía que ocurrir. La escalada imparable del precio del gasóleo ha puesto en pié de guerra a los sectores que utilizan dicho combustible para su trabajo cotidiano. Transportistas, pescadores, taxistas y agricultores han comprobado como en menos de un año las ganancias se les han ido por el tubo de escape de sus vehículos por el encarecimiento del combustible.

el 15 sep 2009 / 06:00 h.

Un día u otro tenía que ocurrir. La escalada imparable del precio del gasóleo ha puesto en pié de guerra a los sectores que utilizan dicho combustible para su trabajo cotidiano. Transportistas, pescadores, taxistas y agricultores han comprobado como en menos de un año las ganancias se les han ido por el tubo de escape de sus vehículos por el encarecimiento del combustible. Ahora reclaman al Gobierno, pero la respuesta de éste no será fácil. Las cifras cantan más que nunca. El gas oil se ha encarecido más de un 20% y las gasolinas un 10,6% sólo desde que comenzó el año. Si se toma como referencia el mes de enero del pasado año el derivado del petróleo más utilizado en el transporte cuesta hoy un 44% más y la gasolinas un 28,5%. Son cifras demoledores que hacen peligrar la subsistencia misma de miles de transportistas, agricultores, taxistas o pescadores. Si no se adopta rápidamente algún tipo de solución, y el Gobierno ya ha avisado que de momento lo único que puede hacer es ayudar a los que quieran dejar de trabajar en lo que hasta ahora lo hacían, la lógica rebelión pueda acabar repercutiendo en los suministros básicos. Algunos mercados de Galicia y Cádiz dejaban notar ayer que el pescado disponible no era el de siempre ni en calidad ni en cantidad. El transporte por carretera avisa de que no le queda más remedio que ir a la huelga para lograr que el Gobierno se mueva. Pero el Ejecutivo trata de no saltarse las estrictas condiciones que impone Bruselas en materia de subvenciones, aunque otros países de la UE ya lo hayan hecho, arriesgándose a sufrir un posible colapso de las carreteras. El gasóleo ha dejado de ser la hermana pobre y barata de los combustibles. Tanto y tanto se ha promocionado que su consumo y su precio han terminado por superar al de la gasolina. La irracional subida del petróleo durante los últimos doce meses ha hecho el resto. Y todo esto llega en medio de una crisis a la que se sigue denominando 'desaceleración controlada'. Pero Bruselas y Madrid deberán encontrar pronto soluciones imaginativas si no quieren que sectores económicos estratégicos se les vayan de las manos.

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