La paz duró tres semanas. El PP, que salió fortalecido y libre de crisis del congreso de Valencia, se enfrenta ahora a nuevas turbulencias por la guerra desatada por la Presidencia del PPC. Abucheos, silbidos y reproches protagonizaron el cónclave de la formación, en el que Sánchez-Camacho fue elegida como nueva líder por un ajustado 56,72%.
La diputada Montserrat Nebrera, la única que había mantenido su candidatura frente a la de Alicia Sánchez-Camacho, impuesta por Génova, obtuvo un 43,28% de los votos de los compromisarios. La diputada, que partía con escasas opciones para presidir el PPC, recibió un total de 335 apoyos, mientras que Sánchez-Camacho, a pesar de ser la candidata que contaba con el apoyo de la cúpula del PP, registró sólo 439 votos.
El apoyo a Sánchez-Camacho contrasta con el 93% de votos obtenidos por Josep Piqué en el X congreso del PPC y por el 81% obtenido en el anterior congreso, el XI, celebrado en Sitges en noviembre de 2004.
Los discursos previos a la votación estuvieron marcados por los reproches y las críticas. Sánchez-Camacho, por su parte, rechazó que Nebrera le diera lecciones de "dignidad" a los militantes del partido y le replicó también que el PPC "no es un partido de perdedores, sino de luchadores". Respondió así a las declaraciones de Nebrera, que reivindicó pasar de ser una formación de "perdedores" a una que confíe en sus posibilidades de ganar unas elecciones autonómicas. "¿Por qué no podríamos ganar de una puñetera vez unas elecciones?", insistió. Cuando, hace unos días, Rajoy impuso la candidatura de Sánchez-Camacho como la del consenso, Nebrera fue la única que se resistió a renunciar a liderar el PPC. Los otros dos aspirantes, Daniel Sirera y Alberto Fernández Díaz, apoyaron la candidatura de la dirección.
Abucheos. El momento de más tensión de la jornada, el que demostró que la crisis está servida en el PPC, tuvo lugar cuando un grupo de compromisarios abucheó y silbó a la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, en su intervención, por acudir en representación de la dirección nacional. Fue inicialmente interrumpida por algunos compromisarios, que lanzaron gritos de "tongo, tongo", y, minutos más tarde, un grupo ya mucho más numeroso de ellos dirigió a la dirigente del PP un sonoro abucheo y le lanzó gritos de "fuera, fuera".
Todo ello, porque Mato acudió al cónclave a defender la candidatura de Sánchez-Camacho. Al finalizar el discurso, el presidente del congreso, Jorge Fernández Díaz, pidió a los compromisarios "respeto y buena educación" hacia los oradores. Una muestra del malestar latente en el PPC fue precisamente la constitución de la Mesa del XII del PPC, que se aprobó con los votos de todos los asistentes con excepción de 12 abstenciones y 9 votos en contra, algo poco habitual en los congresos, en los que la constitución de la Mesa se suele aprobar por unanimidad. Tras el discurso de Mato, la propia Sánchez-Camacho atribuyó los abucheos a que el PPC es una formación "plural" donde caben todos.