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La Habana y Sevilla

Es casi un tópico, desde que Antonio Burgos y Carlos Cano al alimón lo pregonaran, comparar la Habana y Cádiz, pero Cádiz apenas si era nada cuando la Habana se fundó para hacer de lanzadera en la conquista de la Tierra Firme.

el 15 sep 2009 / 07:20 h.

Es casi un tópico, desde que Antonio Burgos y Carlos Cano al alimón lo pregonaran, comparar la Habana y Cádiz, pero Cádiz apenas si era nada cuando la Habana se fundó para hacer de lanzadera en la conquista de la Tierra Firme.

Fue entonces cuando la Casa de la Contratación sevillana expidió permisos a canteros y fundidores para levantar allí el castillo de la Real Fuerza para dominar la entrada a la población y sobre el que se alza la Giraldilla, una Victoria movida por el viento, hermana del Giraldillo de la torre sevillana y símbolo también de la ciudad.

A escasos meses de la independencia comenzaba a construirse el edificio que sería algunos años después el Gran Hotel Sevilla, el otro símbolo habanero, gracias al cual Sevilla escuchó su nombre en El padrino, de Francis Ford Coppola.

No tiene nada de raro que Cuba se independizara en 1898; lo raro es que esa independencia no cortara los lazos culturales que enlazaban las Antillas y España a través, sobre todo, de las artesanías y el folclore que incubó la Exposición Iberoamericana: llegaban a la Habana azulejos trianeros para los zócalos del hotel de lujo y venían músicas, canciones y Antonio Machín no sólo para quedarse sino para ser, como dijo Serrat, "una ventana por la que penetrara la luz en tiempos muy sombríos". Tras 110 años las dos giraldillas siguen siendo los cabos de un cable submarino invisible.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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