Jose Pérez Valduerteles grababa con su cámara a las puertas del ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra lo que era una riada histórica: pocas veces se ve flotar calle La Mina abajo sillas, coches... hasta que el bulto que confundieron con un perro se hundió y sacó una mano de mujer. Él y sus acompañantes se lanzaron a rescatarla. Pero se los llevó la corriente, aunque pudieron contar con la ayuda de la dependienta de la tienda de enfrente, Tusko, Ana Belén López, que les abrió la puerta del comercio justo a tiempo.
La mujer rescatada, capaz sólo de pedir auxilio, fue atendida y secada en una tienda sin luz eléctrica ni teléfono. Cuando llamaron a los bomberos, Ana Belén recuerda que les respondieron que simplemente no podían llegar. La mujer necesitó ingreso hospitalario para superar los golpes y el tremendo frío tras ser arrastrada 200 metros por agua casi helada.
Otro héroe fue Marcos Antonio Trigo. Hace unos días no quiso ni recordar lo que pasó, y se remite a las hemerotecas, que para eso están. Hace un año estas páginas contaban así su historia: acudió al rescate de los ocupantes del coche en el que viajaba una de las dos fallecidas por la riada, María Adán. Uno de sus hijos se había agarrado a una farola, pero al otro lo tuvo que rescatar este carnicero del supermercado Autoservicio La Mina.
Otros vecinos rescataron con cuerdas -y lograron izar a los pisos a los que el agua casi alcanzaba- a ocupantes de automóviles que se quedaron atrapados. Incluso los camareros del bar Tierra Media, en la calle Pérez Galdós -el segundo escenario de la tragedia alcalareña- rescataron a los pasajeros de un autobús que se empotró contra la vivienda de la fallecida Pastora Hermosín. A la hermana de ésta la pudieron rescatar con vida. A ella ya no.
El alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE), homenajeó ayer a todos los héroes anónimos con motivo del aniversario de la riada y destacó la actitud "heroica" del pueblo alcalareño.
