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La hija del 'carcelero de Amstetten' exculpa a su madre de los abusos

Elisabeth Fritzl, la hija del carcelero de Amstetten, Josef Fritzl, ha exculpado a su madre del martirio sufrido en los 24 años que vivió encerrada en el zulo y sometida a violaciones de su padre. Mientras, siguen abiertos muchos interrogantes, como saber cómo recibían alimentos los rehenes. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 04:10 h.

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Elisabeth Fritzl, la hija del carcelero de Amstetten, Josef Fritzl, ha exculpado a su madre del martirio sufrido en los 24 años que vivió encerrada en el zulo y sometida a violaciones de su padre. Mientras, siguen abiertos muchos interrogantes, como saber cómo proveía recibían alimentos los rehenes.

La hija de Fritzl asegura que en sus 24 años de encierro sólo recibió alimentos y vestidos de su padre y su madre, Rosemarie, nunca supo nada ni tuvo nada que ver con lo que ocurrió, declaró a la Policía Elisabeth, de 42 años, según el semanario Der Spiegel, que sale a la venta hoy.

De acuerdo con esa fuente, la hija de Fritzl pasó los nueve primeros años de su encierro en una única estancia del sótano y hasta 1993 su padre no organizó otros espacios. Con ello, los hijos nacidos en ese tiempo fueron además testigos de las violaciones continuas que sufría.

Durante estos 24 años, la mujer tuvo siete hijos, nacidos bajo tierra en condiciones infrahumanas. Uno de los pequeños falleció al poco de nacer y el propio Fritzl quemó el cadáver en un horno casero.

La víctima ha afirmado asimismo en la declaración que su padre la mantuvo esposada durante los dos primeros días de cautiverio y que en los seis o nueve meses siguientes la mantuvo atada.

Der Spiegel señala que la familia estuvo bajo observación de asistentes sociales a menores, que jamás sospecharon nada y que incluso constataron en sus actas que al padre se le veía "aliviado", tras la conmoción sufrida por "haber encontrado a un bebé abandonado" ante su puerta.

En total fueron tres los pequeños que, según la versión del padre, dejó en la casa familiar una Elisabeth que se había unido a una secta.

Kerstin, la hija mayor de Elisabeth, sigue internada en el hospital de Amstetten en estado grave, posiblemente debido a una infección originada en el zulo.

Mientras tanto, las autoridades austríacas prosiguen las investigaciones para intentar esclarecer cómo Fritzl proveía de alimentos a sus rehenes. Los agentes deberán escuchar los testimonios de unas cien personas que residen o han vivido en el edificio de tres pisos propiedad de los Fritzl en la localidad de Amstetten.

A la prensa. El viernes, la Policía afirmó que "nada se puede hacer" si esas personas "no se acuerdan de nada" cuando responden a los interrogatorios de las fuerzas de seguridad, pero luego, cuando recuerdan ciertos detalles, los cuentan a la prensa.

Desde el viernes, los medios de comunicación se hacen eco de los recuerdos de Sepp (Josef) Leitner, un camarero que entre 1990 y 1994 alquiló un estudio de 30 metros cuadrados en la planta baja de la casa de los Fritzl y quien ahora dice que está seguro de que pagó, sin saberlo, las cuentas de la luz de los "inquilinos" del calabozo subterráneo.

Señala que vio "con frecuencia" cómo Josef Fritzl, de profesión técnico electricista, llegaba de noche a la casa, descendía de su vehículo Mercedes con bolsas de la compra y se dirigía directamente a la entrada del sótano por el jardín.

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