Cuando ya se han hecho todos los esfuerzos para llegar a mañana -comienzo de las clases en la Universidad- con lo necesario para arrancar con el nuevo modelo de enseñanza superior, la Hispalense denuncia que se ha llegado a este punto "con más fe que entusiasmo" por parte de la administración, que, además, ha sido "absolutamente cicatera" en cuanto a aportación económica se refiere.
La Universidad de Sevilla estrena mañana -junto con el resto de instituciones universitarias del país- nuevo curso y, sobre todo, nuevo modelo de educación superior, el llamado Plan Bolonia. Pero ayer, en el acto oficial de apertura de curso donde el catedrático Manuel Ángel Vázquez Medel pronunció la lección inaugural, quiso poner los puntos sobre las íes. El rector, Joaquín Luque, no se entretuvo en florituras en su discurso para dejar claro cuál era su objetivo: "Debo reconocer y denunciar que el camino previo a Bolonia no ha sido fácil ni coherente". Pero no por las protestas estudiantiles o por el hecho de que se ha tenido que trabajar a contrarreloj para adaptar las titulaciones. Sino porque "a pesar de nuestra fe [en la necesidad de un único modelo universitario europeo], no se nos puede demandar entusiasmo con un arranque tan tardío y vacilante del proceso", consensuado hace ya una década. Luque se lamentó de que "a día de hoy" no se haya clarificado cómo quedarán las ingenierías y se quejó de la "raquítica" política de comunicación del Gobierno para explicar en qué consiste Bolonia.
Pero donde estuvo más incisivo fue en el capítulo de la apuesta presupuestaria. "Nos ha faltado entusiasmo ante una aportación financiera absolutamente cicatera. Bolonia no es posible a coste cero. Pero de momento lo está siendo". La lista de reproches terminó con la queja por la "desconfianza con la que se han tratado desde la administración las propuestas surgidas desde las universidades" y por la falta de agilidad de las agencias de evaluación -que tenían que dar su visto bueno a los grados antes de ser aplicados-. A éstas, el rector de la Hispalense reclamó "reglas claras que las alejen de la posible arbitrariedad". Pese a todo y "siendo consciente de los miedos y recelos que genera una reforma de tanto calado", Luque se mostró convencido de que cuando los grados estén en funcionamiento "apreciaremos con claridad las ventajas del nuevo sistema".
Aunque ya el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ha prometido que la crisis no mermará el dinero destinado a las universidades, el rector se sumó a la petición de "nuevos fondos", porque "la convergencia con las universidades europeas deberá pasar por una convergencia económica". Eso sí, en un "escenario de austeridad", la Hispalense se comprometió a ser "mucho más imaginativa y eficiente con nuestro presupuesto". "Los débiles serán nuestra prioridad", subrayó Luque que pidió a los alumnos "un esfuerzo de corresponsabilidad": "Vivimos en tiempos de esfuerzos colectivos en los que no deben dilapidarse recursos porque sería injusto e insultante para los más desfavorecidos. Ponemos en vuestras manos unas costosas y modernas herramientas".