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La huelga de los jueces

Hasta hace bien poco hablar de huelga de jueces parecía algo descabellado. En estos últimos meses hemos visto cambiar sustancialmente el escenario y ahora es un suceso cuya realización puede ser inmediata. Las Juntas de Extremadura y de Murcia han acordado convocar un paro para el 18 de febrero de 2009; la de Madrid, que a partir del 1 de enero de este año sólo se repartirán...

el 15 sep 2009 / 20:38 h.

Hasta hace bien poco hablar de huelga de jueces parecía algo descabellado. En estos últimos meses hemos visto cambiar sustancialmente el escenario y ahora es un suceso cuya realización puede ser inmediata. Las Juntas de Extremadura y de Murcia han acordado convocar un paro para el 18 de febrero de 2009; la de Madrid, que a partir del 1 de enero de este año sólo se repartirán asuntos hasta el límite que marquen los módulos fijados por el Poder Judicial, idea a la que se ha sumado, de manera pintoresca en su manifestación, el juez decano de los de Córdoba. Más aún, muchos piensan que ya hemos vivido una, camuflada como una reunión simultánea de Juntas de Jueces, el 21 de noviembre pasado.

Siendo así, nadie se hace las dos preguntas que creo fundamentales al respecto: la primera, por qué no se reconoce el derecho de huelga de los jueces. Hay quien dice que son un poder del Estado, cuando en realidad son trabajadores que ejercitan este poder, como otros muchos en el Estado de Derecho. Hay un intento de mantenerlos en una especie de limbo, separados de todo, para asegurar su neutralidad. Cuando vemos que están más organizados y alineados políticamente que cualquier otro colectivo del empleo público. Por formación -que no deformación- profesional, no considero justificada esta exclusión, y entiendo que como funcionarios públicos deben disfrutar de este derecho constitucional.

La segunda pregunta es si no estaríamos mejor con este derecho reconocido que como estamos ahora. Si lo tuvieran, tendrían que cumplir unas formalidades y preavisos, respetar servicios mínimos, evitar cierto tipo de huelgas y de reivindicaciones. Paradójicamente, ellos estarían más limitados y los ciudadanos más amparados. Las cosas del Derecho, que cuando no reconoce algo tampoco lo regula; y aunque lo prohiba carece de mecanismos para asegurarse que no se produzca. Seamos serios: los jueces son trabajadores, y hacen huelgas como todos los demás; siempre hay una primera vez para todo, y demasiado han esperado para utilizar este derecho que todos los demás trabajadores disfrutamos. Debemos pedirles lo mismo que a todos: que lo usen con prudencia y responsabilidad.

Catedrático de Derecho del Trabajo

miguelrpr@ono.com

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