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La huelga paraliza el país pese al interés negociador del Gobierno galo

Hasta 300 kilómetros de retenciones en carreteras y autopistas sufrieron los ciudadanos parisinos. No había casi transporte público debido a la huelga contra la reforma de las pensiones. El caos colapsó el país pese a que el Ejecutivo y los sindicatos abrieron la puerta al diálogo.

el 14 sep 2009 / 20:07 h.

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Hasta 300 kilómetros de retenciones en carreteras y autopistas sufrieron los ciudadanos parisinos. No había casi transporte público debido a la huelga contra la reforma de las pensiones. El caos colapsó el país pese a que el Ejecutivo y los sindicatos abrieron la puerta al diálogo.

La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) confirmó que el tráfico en su red estaba "muy perturbado" y que durante toda la jornada se esperaba que circularan entre el 20 y el 25% de los trenes. La circulación de metros, autobuses y tranvías en la región de París también estaba muy afectada desde primera hora de la mañana del miércoles, debido a que el paro también repercutía en la compañía de transporte metropolitano RATP.

Muchos habitantes de la región de París habían optado por el automóvil, lo que se tradujo en mayores retenciones que en una mañana normal y mucho más tempranas: a las 6.30 hora local (5.30 GMT) ya se acumulaban más de 100 kilómetros de atascos, que más tarde llegaron hasta los 300 kilómetros de cola.

En esta coyuntura, la luz de la negociación parecía aparecer al final del túnel. El responsable de la CGT -primer sindicato en las grandes compañías que protagonizan la actual protesta-, señaló que esperaba "compromisos del Gobierno que fijen el marco de las negociaciones tripartitas" entre el Estado, los sindicatos y las empresas.

Sin embargo, los principales sindicatos convocantes de la huelga indefinida anunciaron que el paro continuará el jueves. Las cifras hablaban de un 65% de seguimiento. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, encargó a su ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, que enviara a los sindicatos una propuesta sobre el "método" para concretar esa fórmula de negociación a tres bandas.

Poco antes, el Elíseo había hecho saber que el Ejecutivo de Nicolas Sarkozy había aceptado "negociaciones en cada empresa en las que el Estado francés estará representado", por considerar que los sindicatos habían hecho gestos para que "la crisis se pueda desactivar desde el primer día de conflicto".

El responsable de pensiones en la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), Jean-Louis Malys, había dado por hecho al término de una entrevista con Bertrand que iban a "abrirse" esas negociaciones.

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