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La huella de la indiferencia

La confianza y la indiferencia, suministradas en dosis equitativas, fueron la sepultura para un Sevilla incapaz de asumir el control de la zona medular ante un rival, el Getafe, que exprimió las cualidades de su impermeable 4-4-2.

el 16 sep 2009 / 01:15 h.

La confianza y la indiferencia, suministradas en dosis equitativas, fueron la sepultura para un Sevilla incapaz de asumir el control de la zona medular ante un rival, el Getafe, que exprimió las cualidades de su impermeable 4-4-2. El conjunto de Víctor Muñoz asfixió a Maresca, cansado, y Renato, intermitente, y secó a Kanouté y Luis Fabiano, que debieron retrasar su posición original en exceso para canalizar el peligro por una vía natural.

El técnico del Sevilla, Manolo Jiménez, apostó por un 4-4-2 sin variantes para sorprender a la sólida retaguardia azulina. Granero y Polanski congestionaron la creación hispalense y se asociaron con Soldado, insistente, para desquiciar a Squillaci y Drago, la dupla de centrales. La zaga local cometió errores en los marcajes y el Getafe adivinó cuál era la autopista hacia el éxito.

Jiménez reordenó su pizarra tras el descanso e intercambió las bandas de Romaric y Navas, una solución que apenas perduró en el tiempo. Con Maresca fundido, el arahalense concedió el papel protagonista a Perotti, que fue un generador de ingenio en banda. Sin embargo, Víctor Muñoz optó por un repliegue intensivo, añadió presión a la circulación de balón sevillista y basó sus opciones en un error del rival que llegó en la defensa. Gavilán lo aprovechó y así logró el 0-1.

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