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La identificación de los cadáveres podría alargarse quince días más

Aunque los psicólogos del Samur insistan en que las familias de los fallecidos se van a tomar muy mal el retraso en las identificaciones, que podría llegar a ser de 15 días, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no está dispuesto a que se repitan los errores del Yak-42 y pide paciencia.

el 15 sep 2009 / 10:32 h.

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Aunque los psicólogos del Samur insistan en que las familias de los fallecidos se van a tomar muy mal el retraso en las identificaciones, que podría llegar a ser de 15 días, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no está dispuesto a que se repitan los errores del Yak-42 y pide paciencia.

El dolor no remite. Ayer, los deudos de las víctimas se enfrentaban a otro trago de veneno: la recogida de las maletas de sus familiares y amigos fallecidos, ya que los equipajes parece que tuvieron mejor fortuna que sus dueños. Nuevas escenas de quebranto que se añaden a más noches en vela y a más dolores acumulados en un grupo que lo que quiere es enterrar a sus muertos e irse a casa a llorar su pena. Tanto así que desde el Samur (Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate) madrileño, la psicóloga María Dolores Rolle advertía que los ánimos están fatal y que las casi 300 personas que conforman este luctuoso colectivo no andan para más reveses: "El enfado de los familiares está asegurado", aseguraba ella, si no se cumplen los plazos dados por las autoridades para la identificación de todos los cadáveres (en principio, se dijo que dos o tres días). Como si la hubieran oído: la demora está garantizada y puede llegar a ser de quince días.

La expresión puede llegar a ser ilustra a la perfección la ambigüedad de la que tanto se vienen quejando los huéspedes del Hotel Auditorium. Según las informaciones que recibían ayer del Ministerio del Interior, este retraso se debe a que algunas de las muestras de ADN están tan deterioradas que hay que buscar más restos humanos de esas personas. Eso sí, nadie se marchará sin los restos de sus fallecidos.

Era la promesa del titular de ese departamento, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ayer volvía a visitar a los heridos y aprovechaba para dejar claro que no tiene la menor intención de que al Gobierno le suceda lo mismo que al del PP cuando la tragedia del Yak-42: unos clamorosos errores en las identificaciones de los restos, errores que los demás partidos no olvidaron cuando llegó la siguiente campaña electoral.

Toda la verdad

"Tenemos que estar seguros de que lo que les digamos a las familias es la verdad", recalcó el ministro. Se refería a que hay que respetar al máximo los deseos de los allegados y ahorrarles todo dolor de más, pero por encima de eso está la seguridad en la identificación de los cadáveres. En el terreno de los vaticinios, Rubalcaba confió en que en las próximas horas "coja más ritmo" el trabajo y se acabe pronto. Eso sí, sin dar plazos, no sea que no se cumplan.

La de Rubalcaba era otra forma de decir lo mismo que la psicóloga (una de las seis del equipo del Samur): que crear expectativas falsas es peor que no crearlas. María Dolores Rolle comentaba ayer que esos casos generan procesos de insatisfacción, frustración y enfado, amén de un sufrimiento añadido. Como si fueran pocos: Rolle aludía también a esa recogida de maletas y pertenencias de los fallecidos en el avión y atribuía a ese detalle "una resonancia emocional tan importante como enfrentarse a la entrega de los restos".

Hablando de frustraciones y emociones, Spanair comunicó ayer tarde a esas familias que nunca podrán escuchar las conversaciones entre los pilotos antes del accidente, grabadas en la caja negra. Así lo exigen los códigos de confidencialidad. Era la última noticia de un día en el que 69 de los cadáveres ya habían sido reconocidos y entregados a sus familiares, con lo que España se salpicaba de nuevo con esos nutridos duelos populares con los que se vienen arropando los entierros de las víctimas de la tragedia.

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