La Virgen del Carmen, perteneciente a las Madres Carmelitas, protagonizará el próximo mes de julio una procesión extraordinaria por las calles de Utrera. En concreto, tendrá lugar el día 16 del citado mes, coincidiendo con su festividad, y se producirá como acción de gracias de la congregación religiosa al pueblo utrerano por la ayuda prestada para poder rehabilitar su iglesia, que ha permanecido cerrada al culto desde que, en septiembre de 2009, detectaran grietas en la cubierta y, después, no hubiera fondos suficientes para su arreglo.
La imagen saldrá en procesión sobre el paso de la Virgen del Socorro de la parroquia de Santiago el Mayor. La hermandad de Los Gitanos, que ha anunciado su colaboración con este acto, cederá los candelabros de guardabrisa del paso en el que realiza su estación de penitencia el Cristo de la Buena Muerte. En cuanto a los costaleros, son muchos los utreranos que han mostrado su intención de ponerse el costal y la faja en esta jornada, mientras que las flores que exornarán el paso serán donadas por otros vecinos. La asociación musical Álvarez Quintero acompañará el desfile de manera desinteresada.
La procesión, que no es nada habitual al tratarse de la Virgen del Carmen, saldrá de la iglesia de la Concepción a las 20.30 horas y recorrerá las calles Ruiz Gijón, plaza de la Constitución, Sevilla, Alcalde Fernández Heredia, Clemente de la Cuadra, plaza del Altozano, Perafán de Rivera, La Plaza, plaza Enrique de la Cuadra, Catalina de Perea y Ponce de León para regresar de nuevo al templo.
Los impulsores de la cita invitaron a la participación de toda la ciudad, al tiempo que animaron a los vecinos por cuyas calles discurrirá el cortejo a que engalanen sus fachadas y calles para el paso de la Virgen. Asimismo, recordaron que la celebración de la procesión se produce como un gesto de agradecimiento de las monjas a las personas y colectivos que han colaborado en la búsqueda de fondos para restaurar la iglesia, que estaba en mal estado de conservación. El acto se producirá una vez se reabra oficialmente la iglesia al culto, tras la restauración sometida en la cubierta y el artesonado.