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La 'ilusión' por recuperar el PA, '40 años' depués

'Andalucía nos necesita. 40 años de andalucismo' y 'Recupera la ilusión'. Son los dos lemas que sirven de reclamo para los andalucistas en su XIV Congreso Nacional, que empieza y acaba hoy en Sevilla. ¿Un prólogo o un epílogo para el PA?

el 15 sep 2009 / 06:02 h.

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'Andalucía nos necesita. 40 años de andalucismo' y 'Recupera la ilusión'. Son los dos lemas que sirven de reclamo para los andalucistas en su XIV Congreso Nacional, que empieza y acaba hoy en Sevilla. ¿Un prólogo o un epílogo para el PA?

Hubo un tiempo en el que a los congresos del PA acudían los alcaldes de peso con su corte de delegados y su televisión local grabando cada movimiento. La fuerza de esos dirigentes territoriales, poderosos en sus respectivos reinos de taifa, inclinaba a uno u otro lado esos cónclaves, siempre atravesados por el estigma de la división. Ahora ya no hay barones andalucistas. No están ni Pedro Pacheco, ni Patricio González, ni Juan Carlos Benavides -y Alejandro Rojas Marcos no aparece en primer plano-, pero el PA llega a su congreso nuevamente partido. Los 617 delegados que deciden el futuro de las siglas andalucistas representan a la mitad de la mitad de la mitad del PA que estuvo en el Congreso, que fue llave del Gobierno andaluz durante ocho años y gobernó grandes ciudades.

Que lo que queda sigue siendo divisible lo demuestra el hecho de que, hasta ayer, los dos candidatos, Pilar González y Francisco Jiménez, no hayan accedido a negociar una ejecutiva de integración. El alcalde de Utrera se lo ofreció el miércoles a la ex portavoz y ella respondió ayer con un sí condicionado. Jiménez plantea repartir a medias la Ejecutiva, dando dos sillones más a la lista ganadora. González quiere "concretar" más.

De si hay integración y cómo se hace dependerá en gran medida que el proyecto que surja hoy sea viable. La integración no funcionó cuando, en el pasado, cohabitaron en la misma dirección alejandristas y pachequistas, pero tampoco sirvió para sanar las heridas la ejecutiva monocolor que surgió del congreso de hace cuatro años. Julián Álvarez se aupó a la secretaría general con un modelo de partido diseñado por su oponente, Antonio Ortega, que estableció vía estatutos que la dirección era sólo para los ganadores. Quería manos libres, pero terminó dando todo el poder al contrario en un congreso decidido por unos pocos votos. Álvarez y los suyos habían demonizado esa fórmula pero, cuando se vieron beneficiados, la acogieron sin reservas. Hubo alguien de la lista ganadora que puso el grito en el cielo: Francisco Jiménez. Hoy es candidato alternativo.

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