Marko Marin y Rakitic se abrazan tras un gol. Hace apenas mes y medio el Sevilla empataba con el Valencia 0-0 en Nervión, caía a la octava plaza, estaba a ocho puntos de la sexta y nada menos que a doce de la cuarta que aun mantiene el Athletic, aunque ya con una renta solo de tres después de la impresionante remontada de los sevillistas. En estas ocho últimas jornadas, el equipo de Unai Emery por el que casi nadie daba un duro hace escasas semanas ha sido el mejor de la Liga, ha sumado 21 puntos dos más que el Athletic, tres más que el Barça y cinco más que el Madrid y el jueves tiene la oportunidad de plantarse por tercera vez en unas semifinales europeas si remonta el 1-0 adverso ante el Oporto, resultado al que siempre dio la vuelta en la UEFA cada vez que tocó, que fueron tres. A Unai volvieron a caerle palos el pasado domingo en Balaídos por una derrota postrera y la ridícula cantinela del doble pivote, que cansa ya hasta a los que la inventaron. Ayer, ante el Espanyol, Unai tiró de rotaciones porque da prioridad al choque del jueves ante el Oporto, y la jugada le salió redonda. Varias piezas importantes gozaron de descanso, el equipo acabó goleando pese a sufrir durante un buen rato y la pelea por una plaza Champions, impensable hace bien poco, es ya un objetivo palpable que con el tridente en racha 49 goles entre Bacca (19), Gameiro (16) y Rakitic (14) pronto puede ser un logro extraordinario.