La historia de Edel Apoula, guardameta del París Saint-Germain, está llena de aventuras y ha dado que hablar, pese a no ser un conocido para el gran público.
Natural de Yaoundé (Camerún), el sueño de ser futbolista le hizo viajar, con 15 años y otro compañero (Carl Lombé), hasta Armenia de la mano de un técnico-representante que conocía su proyección. Allí, sin embargo, se dio cuenta -según explicó en su día el propio portero- que este agente en realidad les había vendido sin su consentimiento al Pyunik Erevan, un equipo local. Tanto su pasaporte como el de su compañero fueron requisados. Cuatro días más tarde recibieron el de ciudadanos armenios.
El presidente de su nuevo club lo era también de la Federación de la república ex soviética y ayudó a agilizar los trámites de esa nacionalización "forzosa y unilateral". Edel recuerda aquello y lamenta que todo se debiera a "un error de juventud unido a la presión que ejercía el presidente del club, que también era un alto cargo político".
Pero Edel decidió ponerse a jugar. Armenia le convocó para la sub 19 y fue elegido mejor portero del Europeo 2005. Tras 60 partidos, dio el salto a la absoluta, con la que se enfrentó a Rumanía y la República Checa. Fue citado en seis ocasiones.
Pero él no quería seguir en Armenia. En 2005 probó con equipos franceses. Sin embargo, cuentan que su club pedía un millón de euros por él y le cerró la puerta de salida. Sólo en 2006, gracias a un ex entrenador suyo en el Pyunik Erevan que en ese momento lo era del Rapid de Bucarest consiguió salir. Posteriormente, Edel fue cedido al La Gantoise belga, tras lo cual volvió a Bucarest. Hasta que su buen hacer llamó la atención del PSG, que le fichó en 2007.
CAMERÚN, UN SUEÑO IMPOSIBLE. El otro sueño de Edel era jugar con la selección de su país de origen. Por ello, escribió a la FIFA explicando que aunque había jugado con Armenia todo fue un montaje y que Paul Le Guen le haría un hueco como segundo de Kameni. El pasado mes de mayo la FIFA rechazó su petición.
