Economía

La industria biotecnológica factura en Andalucía casi 600 millones de euros

Atención sanitaria de calidad, alimentos saludables y una adecuada gestión de los recursos. La innovación tecnológica aplicada a las ciencias de la vida -la biotecnología- es uno de los sectores estratégicos de la región. Con aplicaciones en numerosas áreas, en Andalucía ya hay un clúster biotecnológico que factura casi 600 millones de euros.

el 16 sep 2009 / 03:55 h.

Atención sanitaria de calidad, alimentos saludables y una adecuada gestión de los recursos. La innovación tecnológica aplicada a las ciencias de la vida -la biotecnología- es uno de los sectores estratégicos de la región. Con aplicaciones en numerosas áreas, en Andalucía ya hay un clúster biotecnológico que factura casi 600 millones de euros.

Investigación directa al mercado. La biotecnología ha logrado convertirse en uno de los sectores económicos e industriales más importante de numerosos países gracias a los beneficios que reporta a áreas como la medicina, la farmacia, la agricultura, la alimentación, el medio ambiente o la energía. Andalucía no está exenta. La biotecnología también se ha convertido aquí en un sector estratégico para el desarrollo económico y social de la región.

Y es que en la comunidad ya hay 103 empresas con actividad biotecnológica que han creado más de 2.800 empleos y generado una facturación superior a los 586 millones de euros, así como 120 grupos de investigación especializados en biotecnología agroalimentaria, 270 en ciencias y tecnologías de la salud y 170 en ciencias de la vida, que han invertido en Innovación y Desarrollo (I+D) más de 81,5 millones. Lidera, junto a Cataluña, la creación de empresas del sector biotecnológico en el país, según los últimos datos del Informe Asebio 2007, con 15 nuevas empresas. Y además, en 2008, las exportaciones andaluzas en el sector superaron los 19 millones de euros, un 21,6% más que el año anterior, según los datos de Extenda.

Pero, ¿cómo ha conseguido este éxito? En este sector la innovación que deriva en la comercialización necesita de una gran variedad de agentes: empresas, organismos de investigación, organismos de transferencia, instituciones financieras, sanitarias, de consumidores y, por supuesto, las Administraciones públicas. Más que ningún otro sector, la industria basada en las biociencias se caracteriza por la estrecha relación entre investigación, innovación y competitividad.

Andalucía ha conseguido aunarlas formando lo que en Europa se ha denominado un bioclúster o bioregión. De hecho, se está trabajando por sincronizar las respectivas agendas de la industria, la Administración y la universidad, para integrar la I+D biotecnológica en la política de desarrollo industrial. Ahora hay una cooperación real entre los grupos de investigación, los centros tecnológicos y el tejido empresarial.

Medidas como la Ley de Ciencia y Tecnología e instrumentos como la Red de Espacios Tecnológicos de Andalucía (RETA), la Corporación Tecnológica de Andalucía o Invercaria -entidad de capital riesgo andaluz- han consolidado el sistema andaluz de innovación.

Andalucía dispone de una nutrida red de espacios tecnológicos, institutos de investigación biomédica vinculados a hospitales (Cádiz, Córdoba y Sevilla); biobancos (ADN, células madre, tumores y cordón umbilical); centros de investigación en red (Jaén y Sevilla); fundaciones de gestión de la investigación (de ámbito autonómico y local); y centros de investigación biomédica como el Cabimer, Genyo y Bionand.

Todos forman la bioregión andaluza que forma, a su vez, parte de la red nacional de bioregiones junto con los clústers de Madrid, Cataluña, País Vasco y Valencia. Su objetivo está centrado en extraer de la biomedicina, agroalimentación, medio ambiente y energía todo el potencial científico y empresarial posible utilizando la biotecnología, y trasladarlo hacia un crecimiento de la socioeconomía.

En la comunidad destaca especialmente la transferencia de productos, procesos y servicios biotecnológicos a la agroindustria que, siendo el sector económico más importante en la región, sufre las trabas de una tecnología tradicional, necesitada de una actualización de procedimientos. Además, debe estar preparada para responder a nuevas demandas del consumidor, nuevos productos con atributos mucho más allá de los originales, alimentos con nuevas propiedades para la salud, que lleguen al mercado en cualquier momento del año y con nuevas características... y todo ello con la posibilidad de una mejora de los procesos industriales.

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