La inflación española se disparó al 5,3% en julio pasado y, en cambio, se desplomó con tal fuerza en los meses siguientes que acabó 2008 en el 1,5%, según el dato provisional adelantado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este porcentaje, el más reducido de los últimos diez años y que queda por debajo del objetivo oficial, del 2%, es la referencia para los convenios colectivos y, por tanto, para los que tienen cláusulas de revisión salarial. Y aunque en principio semejante recorte beneficia a las familias, a la larga puede ser perjudicial porque aflora en un contexto de crisis económica. El reverso de la moneda, la deflación.
Las cifras en frío del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), calculado con metodología comunitaria y que el INE, para que adquiere validez oficial, debe confirmar a mitad de enero, indican que la inflación cayó nueve décimas en diciembre, de ahí que la tasa interanual (la acumulada en un año completo) se colocara en el 1,5%, frente al 4,3% del mismo mes de 2007.
Si nos atenemos a las series estadísticas, hay que remontarse a enero de 1999 para encontrar un nivel semejante, y a diciembre de 1998 para que fuera de menor calado (1,4%).
A falta de conocer en detalle el comportamiento de los distintos grupos de productos que configuran la estadística, el fortísimo abaratamiento del petróleo (gasolinas y gasóleos) y de las principales materias primas vinculadas a la alimentación estaría detrás de un derrumbe de la inflación que acumula cinco meses consecutivos.
Así, si el crudo alcanzó en julio el récord de 146 dólares por barril en los mercados internacionales, con unas gasolinas que enfilaban los 1,5 euros por litro, la media de diciembre para el oro negro bajaba hasta los 43 dólares, y en los surtidores el litro de combustible para repostar el depósito del coche caía hasta 0,84 euros. Y un detalle más. Para comenzar 2008, trigo, arroz, leche, aceite de girasol y otros productos que determinan la cesta de la compra marcaban fuertes revalorizaciones, mientras que para el cierre del año el campo ya hablaba de crisis de precios.
En el capítulo de reacciones, el PSOE y el Gobierno resaltaron ayer los beneficios que, para las economías domésticas, conlleva ese descenso de la inflación, pues inician 2009 con más dosis de confianza y un abaratamiento del coste de la vida. Por su parte, la patronal española, la CEOE, calificó el dato de "muy buena noticia", al tiempo que pidió al Banco Central Europeo que siga recortando los tipos de interés (precio oficial del dinero) para ayudar a la actividad empresarial y a las familias.
El PP, en cambio, advirtió -y por ello fue tildado de "catastrofista" por el PSOE- de que la brusquedad del recorte de precios coloca a España "en riesgo de deflación", que se da cuando hay recesión económica -dos trimestres consecutivos con tasas negativas en el PIB- y caída de precios.
Al margen de la política, lo que está claro es que las empresas no tendrán que abonar cláusulas de revisión salarial -el año pasado se gastaron 3.970 millones de euros- y que servicios básicos -luz, transportes, etc- crecieron en 2008 y lo harán en 2009 muy por encima de la inflación oficial.