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La interina Amparo Rubiales

Sevilla tuvo desde el siglo XIX mercados como Dios manda. El de la Encarnación lo dejaron preparado los franceses; mientras Richard Ford pintaba Covent Garden con las hortalizas y las frutas por los suelos (pueden verlo en la Fundación El Monte)...

el 14 sep 2009 / 23:17 h.

El otro día, Amparo quería convencerme de que la presidenta del Parlamento andaluz tenía razón al calificar de interinas a todas las mujeres que han ocupado altos cargos, concluyendo que ella misma siempre había tenido esa misma sensación. Y a los dos días la nombran miembro del Consejo de Estado, el máximo órgano consultivo de España. De modo que, además de en esto, ya habría sido interina en el Comité Central del PCE, el Ayuntamiento y la Diputación de Sevilla, el Comité Federal del PSOE, el Parlamento y el Gobierno de Andalucía, el Senado y el Congreso de España, el Gobierno Civil y la Delegación de Gobierno, la Presidencia del Congreso y el Consejo Consultivo andaluz.

La recuerdo siendo la única mujer que, hasta entonces, se había subido a poner un ramo de flores en la carreta del Simpecado del Rocío de Sevilla delante de la Diputación Provincial; la única en hacer la Ronda, como Gobernadora Civil, de la carrera oficial el Jueves Santo entre las cofradías de El Valle y Pasión; y la única que había bajado en razón de su cargo al callejón de la Maestranza. Sigo sin estar convencido de que eso de la interinidad de las mujeres le afecte a ella, porque una cosa es llegar y otra llegar la primera, llegar cuando nadie ha llegado, llegar quebrando tradiciones, ritos y tabúes. Por cierto, ¿no será la primera vez que una sevillana llega al Consejo de Estado?

Antonio Zoido es escritor e historiador

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