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Cultura

‘La Isla Mínima’ vista a lo grande

Los especialistas que grabaron las tomas aéreas del filme revelan las dificultades a las que tuvieron que hacer frente durante el rodaje,

el 17 feb 2015 / 12:00 h.

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Localización de la película. Localización de la película.

Fueron cinco días de rodaje de una intensidad que ninguno de los miembros del equipo esperaban. Los parajes de La Isla Mínima aguardaban con toda su majestuosidad, pero también sin ahorrar una pizca de su desconocida fiereza natural. Hoy, seis meses después de su estreno en los cines, la película de Alberto Rodríguez continúa resistiendo en la taquilla. Beneficiada por el efecto de los Premios Goya, en los que se hizo con un total de diez galardones, este pasado fin de semana ha logrado una recaudación de 0,3 millones de euros.

Sin embargo, durante su gestación, los miembros del equipo técnico no podían reparar en la grandeza de lo que estaban filmando. Tampoco los responsables de las imponentes tomas aéreas de la cinta, Paco Cazalla y Txetxu Rubio (trabajador también de El Correo de Andalucía). «La captación de imágenes conllevó una gran dificultad, pues el multirotor con la cámara volaba a 300 metros de altura», apunta el segundo de ellos.

Todo el proceso demandó una «enorme concentración». «Especialmente complejo fue el seguimiento aéreo de la carrera de un coche, mantener la altura y la estabilidad de la cámara fue quizás el mayor reto al que hicimos frente», recuerda Rubio. Otro fue ganar la guerra a las hordas de mosquitos que asediaban la marisma en cada atardecer. «Formaban nubes acechantes, no nos podíamos librar de ellos ni con ultrasonidos», asegura este miembro del equipo. Y, para mayor aventura, «el director buscaba una luz muy especial, que coincidía con la caída de la tarde, justo cuando llegaban los insectos».

Para el vuelo del multirotor, el paisaje ofrecía unas condiciones «excepcionales, con un cielo limpio de cableado eléctrico y de cualquier otra interferencia». Un terreno virgen, se diría que inexplorado, que «muy pocos conocen»:«Es un paraje protegido e inaccesible, por allí aparecen tan pocas personas que para los animales los humanos no representábamos ni siquiera peligro», rememora Txetxu Rubio.

En el montaje final de La Isla Mínima entraron todas las imágenes registradas por este equipo de especialistas sevillanos. Y no es descabellado pensar que parte del éxito del filme se deba a estas sorprendentes tomas, en las que han reparado numerosos críticos tras el visionado de la película. «Hoy, cuando apenas ha transcurrido un año desde el rodaje, sería todavía más complicado hacer esas filmaciones», avanza Rubio. Pero no precisamente a causa de los mosquitos, si no por las restricciones que se han fijado para el vuelo de estos pequeños aparatos alados.

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